la idea de crear un arsenal teorico para cambiar la realidad

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miércoles, 23 de junio de 2010

ZEITGEIST ADDENDUM

Por Ciro Annicchiarico (*)

Tuve anoche oportunidad de ver la película Zeitgeist Addendum, recomendada por mi hijo para una tarde de obligado reposo por prescripción médica. El link de YouTube es. Se trata de un documental (segunda parte de Zeitgeist) del año 2008 producido por Peter Joseph, que cuenta con el acompañamiento de una serie de entrevistados, entre los que se destaca Jacque Fresco, un diseñador industrial e inventor oriundo de la localidad de Venus, Estado de Florida, EEUU, famoso por sus propuestas futuristas y humanistas, autor del conocido Proyecto Venus.

Otro entrevistado que literalmente a uno le rompe la cabeza es John Perkins, un sicario económico estadounidense arrepentido, que trabajó para la CIA, que cuenta con lujo de detalles las canalladas pergeñadas por la superpotencia en Suramérica, cuya denuncia parecía ser patrimonio exclusivo de la izquierda latinoamericana. Quedé verdaderamente fascinado. Impactado. No porque cada uno de los aspectos de la realidad que aborda dicho film fueran datos novedosos o desconocidos por mí, o, para ser más preciso, por quienes formamos parte del gran río mundial que pugna por oponerse a los monopolios doctrinarios o corporativos, trátese de irracionalidades religiosas, ideológicas o económicas, o al pensamiento único mediático, funcional a todos los anteriores, sino porque es absolutamente destacable la precisión y la claridad con que aborda cada uno de esos temas durante el transcurso de la obra. Es un curso completo de realidad al plato, que se disfruta con la sensación de estar comprobando que aquellas cosas que forman el universo de nuestras convicciones contestatarias, de nuestra rebeldía antisistémica, son compartidas por otros en otras latitudes, con capacidad técnica y artística de alcance mundial. Una especie de globalización de la resistencia, a partir de la lucidez implacable.

Los locos antisistémicos no estamos solos en el mundo, somos muchos. El movimiento Zeitgeist tiene un capítulo oficial en Argentina, sobre el que podemos informarnos en su sitio web. Sus creadores del Hemisferio Norte cuentan con capacidad técnica y económica -sí, no podían ser otros que los norteamericanos- cosa que les permite colocarse en un lugar donde todos los podamos ver y escuchar, y disponer de los recursos suficientes para que el producto sea además muy ilustrativo y además atractivo, es decir casi perfecto. Si bien la duración de la película es de más de dos horas cuarenta minutos, por lo que asusta un poco y obliga a cambiar varias veces de posición en el asiento, lo cierto es que se hace verdaderamente difícil despegarse del lúcido relato, acompañado de reflexiones, gráficos, imágenes y archivos completamente apropiados.

Zeitgeist Addendum aborda y trata de desmenuzar en sus respectivas esencias, desde una perspectiva crítica y superadora, los temas centrales que hacen al conflicto humano contemporáneo. La política, la economía, el capitalismo, el fascismo, las religiones, el conocimiento, las guerras, el crimen y el negocio de las cárceles, la función de la tecnología, entre otros grandes temas, son abordados con una propiedad, lucidez y accesibilidad dignas de servir como una especie de materia introductoria a la vida en las escuelas. Va a ser difícil que se incorpore a los programas oficiales de enseñanza obligatoria, todavía dominados por esas mismas corporaciones a las que la película, como un ramalazo de viento que les quita repentinamente la falda para que podamos ver qué hay debajo, desnuda en sus escatológicas intimidades. Pero hoy, mientras tanto, está Internet y las copias de DVD.

Es verdaderamente aleccionadora, para no expertos en economía, la explicación inicial sobre la forma en que se crea el dinero en el sistema capitalista, esa verdadera abstracción contable que no tiene otro fin que generar deudores y pueblos condicionados, en ambos casos sometidos a una nueva forma de esclavitud. Tanto o más esclarecedora es la explicación sobre el verdadero objetivo y función que tienen los bancos, y cómo el secreto de los empresarios y principalmente de las corporaciones radica en dosificar la producción de modo de asegurar no la abundancia sino la escasez de bienes necesarios para las personas. Bienes que podrían producirse en abundancia suficiente para satisfacer las necesidades básicas de toda la humanidad, son ex profeso producidos de manera escasa para que así aumenten su valor, o mejor dicho, su precio, y con ello el beneficio o ganancia de los empresarios productores. Lo mismo cuando aborda la función real que cumplen la CIA y la Reserva Federal en EEUU o, por poner solo algún ejemplo más, el tema de la publicidad, uno de los instrumentos más cuidados del sistema capitalista, en torno a la que se estructura la columna vertebral de la gran hipnosis colectiva por la que pueblos enteros modifican sus conductas, convencidos de supuestas “verdades” que no son otra cosa que patrañas. Al final la película expone la propuesta que considera superadora, en base a una fórmula que tiene que ver con el Proyecto Venus, creado por Jacque Fresco, cuyo pensamiento y propuesta son dignos de ser apreciados.

La única observación que me permito hacer tiene de alguna manera que ver con un defecto que en realidad caracteriza al universo estadounidense casi por completo, trátese de representantes de la derecha o de la izquierda, del establishment o de organizaciones no gubernamentales progresistas y humanistas, de agentes o cómplices de la CIA como de buenos ciudadanos que denuncian sus atrocidades y al imperialismo: casi todos incurren por igual en el error, de características indudablemente chovinistas y hasta se podría decir mesiánicas, de creer algo así como que el mundo es EEUU, y EEUU es el mundo. Y partir de la idea de que así como el mal global tiene su sede en EEUU, también la solución a todos los problemas del mundo solo puede partir de las buenas ideas de los buenos ciudadanos estadounidenses. Este error básico se expresa en numerosos aspectos -por no decir todos los aspectos- que hacen a la vida social, cultural y política.

Peter Joseph, el productor de la película, y entiendo que Jacque Fresco también, como el resto del equipo y adherentes a ese interesantísimo proyecto, cuando hablan del dinero hablan del dólar estadounidense, cuando hablan de corporaciones, de instituciones políticas y las soluciones que proponen hablan, respectivamente, de las estadounidenses; y cuando hablan de aportes intelectuales y tecnológicos, hablan de los estadounidenses. Descuento que lo hacen con absoluta buena fe. Pero ellos mismos son víctimas de ese pensamiento global que denuncia Zeitgeist: Addendum.

Es muy saludable el esfuerzo de importantes sectores del pueblo estadounidense (algunos grupos verdes, varios cineastas como Sean Penn o Michel Moore, intelectuales notables como Noam Chomsky o Immanuel Wallerstein, entre otros) por denunciar las maldades y los perjuicios que el sistema político corporativo y económico estadounidense causa en su propio país y en el resto de los pueblos débiles del mundo, pero lamentablemente casi siempre caen en un error que en términos filosóficos diríamos que consiste en violar una de las reglas básicas de la lógica aristotélica: el principio de razón suficiente. Es el error -clara generalización chovinista- de considerar que todo es igual a ellos, sin dar razón suficiente de esa afirmación. Se trata de una proyección veleidosa, derivada de una ilusión megalómana. Sentimiento comprensible, porque realmente en gran medida hacen bailar al mundo a los compases de su batuta, pero no es absoluto. Aparte de señalar que no son las estadounidenses las únicas corporaciones perversas que existen en el mundo actual, podrán ser las más importantes pero no las únicas, ya que sistemas dominantes de capitalismo corporativo están anclados también en varios países centrales de Europa, Medio Oriente y Asia, se comete además la injusticia de proponer sin cortapisas el rechazo de toda institución política, como si se tratase de un hábito sucio inveteradamente incorporado a la conducta humana, del que hay que despojarse para obtener la salvación. Esa oferta puede ser -cuidadosamente desprovista de su connotación casi fundamentalista o esotérica- válida en EEUU, ombligo del poder mundial y centro real, casi absoluto, del dominio de las corporaciones, en donde nos animaríamos a afirmar sin temor a equivocarnos que puede ser absolutamente saludable rechazar como falsa cualquier alternativa político partidaria que el propio establishment corporativo autorice a “participar”, en la certeza de que trátese de republicanos o demócratas, quien gobernará realmente, decidirá la política económica y las acciones del imperio hacia adentro y allende los mares, serán las corporaciones, verdaderos bunkers completamente monárquicos y antidemocráticos del poder duro y crudo.

Pero eso no es así en el resto del mundo. Rechazar de plano y como falsa, toda expresión política en Sudamérica, en África, en Asia, es condenar a los pueblos oprimidos de estos continentes a desprendernos de la única arma que tenemos para desembarazarnos, precisamente, de las corporaciones malditas que el propio proyecto Zeitgeist: Addendum denuncia como causantes del mal. Esas armas para nosotros son las distintas acciones que hacen a nuestras luchas políticas y sociales. Si en la bienvenida Sudamérica de hoy los pueblos venezolano, boliviano, brasileño, paraguayo, ecuatoriano, argentino, uruguayo, nos decidiéramos por rechazar sin más “las instituciones políticas”, llevados de la mano de la propuesta liviana -aclaro: liviana solo en este aspecto- de Zeitgeist Addendum, desaparecerían los procesos independentistas, aún con sus innegables contradicciones, encabezados por Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Lula Da Silva, Fernando Lugo, los Kirchner y José Mujica, y eso, ¿qué duda puede caber?, sería total y absolutamente funcional a los objetivos de economía de escasez y fabricación de deudas en los pueblos oprimidos, que utilizan como armas principales los centros corporativos que los propios Peter Joseph y Jacque Fresco denuncian! Las “corpocracias” que tan bien define la película estarían felices y festejarían con Dom Pérignon. Lo mismo sucede con la muy saludable propuesta de descartar de plano los “noticieros” de los medios masivos de comunicación. Directamente no verlos, no sintonizarlos. La idea puede ser correctísima en EEUU, dominado casi por completo por las usinas desinformativas y falsificadoras de CNN, FOX, etc., pero si en nuestros pueblos en lucha contra esas mismas corporaciones, tanto americanos como europeos y asiáticos, no aclaramos que no basta con no sintonizar TN o América, o con descartar Clarín, La Nación y sus pasquines sucedáneos del interior, o eliminar de la oferta informativa latinoamericana a los grupos O Globo, Prisa, etc., sino que necesitamos imperiosamente sustituirlos e informarnos sobre el país real en el rico tejido de medios alternativos como los canales 7 y Encuentro de Argentina, TeleSur TV, u otros verdaderamente independientes, entonces lo que estaríamos proponiendo es una suerte de lobotomización general, también funcional a la corpocracia. Destaparían más Dom Pérignon.

Creo que la película Zeitgeist Addendum desnuda con total claridad la lógica perversa del sistema económico dominante en el mundo. Mediante una excelente descripción general claramente propone marchar hacia la consagración de la inteligencia, de la racionalidad, de la paz, de la verdadera libertad en la humanidad, en el marco de una economía de recursos -en contraposición con la economía de escasez- como la del Proyecto Venus. Por eso merece ser corregida en los aspectos que propongo, abordando con mayor rigor social y científico la compleja trama de las acciones sociales y vías políticas que utilizan los pueblos oprimidos en el resto del mundo para luchar por los mismos objetivos que se propone Zeitgeist Addendum. Ello enriquecería y potenciaría un documento esclarecedor, de una lucidez implacable, que debería ser masivamente difundido y material obligatorio en todas las escuelas del mundo.

(*) Abogado penalista, ex concejal de Lomas de Zamora; integrante de Conciencia Al Sur (CONSUR), Grupo de Reflexión y Gestión.

SEPA LO QUE ES EL CAPITALISMO

El capitalismo tiene legiones de apologistas. Muchos lo hacen de buena fe, producto de su ignorancia y por el hecho de que, como decía Marx, el sistema es opaco y su naturaleza explotadora y predatoria no es evidente ante los ojos de mujeres y hombres. Otros lo defienden porque son sus grandes beneficiarios y amasan enormes fortunas gracias a sus injusticias e inequidades.

Hay además otros (“gurúes” financieros, “opinólogos”, “periodistas especializados”, académicos “bienpensantes” y los diversos exponentes del “pensamiento único”) que conocen perfectamente bien los costos sociales que en términos de degradación humana y medioambiental impone el sistema. Pero están muy bien pagados para engañar a la gente y prosiguen incansablemente con su labor. Ellos saben muy bien, aprendieron muy bien, que la “batalla de ideas” a la cual nos ha convocado Fidel es absolutamente estratégica para la preservación del sistema, y no cejan en su empeño.

Para contrarrestar la proliferación de versiones idílicas acerca del capitalismo y de su capacidad para promover el bienestar general examinemos algunos datos obtenidos de documentos oficiales del sistema de Naciones Unidas. Esto es sumamente didáctico cuando se escucha, máxime en el contexto de la crisis actual, que la solución a los problemas del capitalismo se logra con más capitalismo; o que el G-20, el FMI, la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial, arrepentidos de sus errores pasados, van a poder resolver los problemas que agobian a la humanidad.

Todas estas instituciones son incorregibles e irreformables, y cualquier esperanza de cambio no es nada más que una ilusión. Siguen proponiendo lo mismo, sólo que con un discurso diferente y una estrategia de “relaciones públicas” diseñada para ocultar sus verdaderas intenciones. Quien tenga dudas mire lo que están proponiendo para “solucionar” la crisis en Grecia: ¡las mismas recetas que aplicaron y siguen aplicando en América Latina y África desde los años ochenta!

A continuación, algunos datos (con sus respectivas fuentes) recientemente sistematizados por CROP, el Programa Internacional de Estudios Comparativos sobre la Pobreza radicado en la Universidad de Bergen, Noruega. CROP está haciendo un gran esfuerzo para, desde una perspectiva crítica, combatir el discurso oficial sobre la pobreza elaborado desde hace más de treinta años por el Banco Mundial y reproducido incansablemente por los grandes medios de comunicación, autoridades gubernamentales, académicos y “expertos” varios.

Población mundial: 6800 millones, de los cuales:

- 1020 millones son desnutridos crónicos (FAO, 2009)

- 2000 millones no tienen acceso a medicamentos (www.fic.nih.gov)

- 884 millones no tienen acceso a agua potable (OMS/UNICEF 2008)

- 924 millones “sin techo” o en viviendas precarias (UN Habitat 2003)

- 1600 millones no tienen electricidad (UN Habitat, “Urban Energy”)

- 2500 millones sin sistemas de dreanajes o cloacas (OMS/UNICEF 2008)

- 774 millones de adultos son analfabetos (www.uis.unesco.org)

- 18 millones de muertes por año debido a la pobreza, la mayoría de niños menores de 5 años. (OMS)

- 218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajan a menudo en condiciones de esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes como soldados, prostitutas, sirvientes, en la agricultura, la construcción o en la industria textil (OIT: La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance, 2006)

- Entre 1988 y 2002, el 25% más pobre de la población mundial redujo su participación en el ingreso mundial desde el 1.16 por ciento al 0,92%, mientras que el opulento 10% más rico acrecentó sus fortunas pasando de disponer del 64,7 al 71,1% de la riqueza mundial. El enriquecimiento de unos pocos tiene como su reverso el empobrecimiento de muchos.

- Ese solo 6.4% de aumento de la riqueza de los más ricos sería suficiente para duplicar los ingresos del 70% de la población mundial, salvando innumerables vidas y reduciendo las penurias y sufrimientos de los más pobres. Entiéndase bien: tal cosa se lograría si tan sólo se pudiera redistribuir el enriquecimiento adicional producido entre 1988 y 2002 del 10% más rico de la población mundial, dejando intactas sus exorbitantes fortunas. Pero ni siquiera algo tan elemental como esto es aceptable para las clases dominantes del capitalismo mundial.

Conclusión: si no se combate a la pobreza (¡ni se hable de erradicarla bajo el capitalismo!) es porque el sistema obedece a una lógica implacable centrada en la obtención del lucro, lo que concentra la riqueza y aumenta incesantemente la pobreza y la desigualdad económico-social.

Después de cinco siglos de existencia esto es lo que el capitalismo tiene para ofrecer. ¿Qué esperamos para cambiar al sistema? Si la humanidad tiene futuro, será claramente socialista. Con el capitalismo, en cambio, no habrá futuro para nadie. Ni para los ricos ni para los pobres. La sentencia de Friedrich Engels, y también de Rosa Luxemburgo: “socialismo o barbarie”, es hoy más actual y vigente que nunca. Ninguna sociedad sobrevive cuando su impulso vital reside en la búsqueda incesante del lucro, y su motor es la ganancia. Más temprano que tarde provoca la desintegración de la vida social, la destrucción del medio ambiente, la decadencia política y una crisis moral. Todavía estamos a tiempo, pero ya no queda demasiado.

Atilio Boron

EL GOBIERNO Y LOS JUBILADOS

" Para ejercer la solidaridad con los pobres hay que tomar decisiones que molestan a los que más tienen..."

Eso es lo que dijo la presidenta de la Nación, Cristina Fernández De Kirchner, en el acto del 20 de junio, de espaldas al río Paraná, de frente al Monumento a la Bandera y en recuerdo del ideólogo de la revolución de mayo, Manuel Belgrano, creador de aquel símbolo para que los desesperados que lo seguían tuvieran algo en que creer.
Es una linda frase la de la presidenta.
El problema es la realidad.
La distancia entre lo que se dice y lo que se hace, es lo preocupante.
Porque esa diferencia, esa contradicción, tiene peso específico en la vida cotidiana de los que menos tienen,y que han trabajado toda su vida para que ahora pasen miseria
Son casi cinco millones de jubilados (el 76,5%) cobran el haber mínimo de 895 pesos ,donde esta la justicia social ?
¿Dónde está entonces la solidaridad con los pobres, que tanto agita la presidenta ?
En el presupuesto nacional hay mas de cuarenta mil millones de pesos destinados en promociones industriales, subsidios y demás beneficios para las grandes empresas radicadas en el país y que facturan miles de pesos por minuto , y se los dan para "bajar precios " o el pretexto de no "despedir trabajadores "mientras que las ganancias se las llevan a sus paises o sea son capitalistas en las ganancias y socialistas en las perdidas
Ademas los empresarios tienen acceso a prestamos a muy bajo costo , como vimos lo de la general motors por parte de la anses
Los poderosos no deben estar muy molestos si para el gobierno sus intereses son cuatro o cinco veces superiores a las urgencias de los chicos, que destinan solo 10 mil millones a los subsidios familiares

Y quizás por eso se explique que cinco millones de abuelos no llegan a novecientos pesos por mes.

Si hasta la doctora Carmen Argibay, integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, acaba de decir que la Administración Nacional de Seguridad Social le paga mal a los jubilados porque desconoce la necesidad de un aumento que se dio en el caso de Adolfo Badaro en el que se dispuso aumentar un 88,6% su salario y no se repitió con los millones de ex trabajadores en su situación. “La ANSES debería entender de una vez por todas que si pagan bien se ahorran un montón de juicios”, agregó Argibay.

Porque los cinco millones de jubilados que cobran menos de novecientos pesos mensuales son pobres, y ellos merecen ser los sujetos de la solidaridad que la presidenta declamó en las tribunas rosarinas.

Es allí, en el mismísimo presupuesto del gobierno, que dice todo lo contrario. Que los más poderosos no deben sentirse muy molestos por sus decisiones.
De que lado del mostrador estas Cristina ?
Por eso casi cinco millones de jubilados cobran menos de novecientos pesos por mes.
Porque la distancia que separa las palabras de los hechos es directamente proporcional a las medidas que se toman desde el gobierno.

sábado, 19 de junio de 2010

EL CARACTER DE LA REVOLUCION DE MAYO

POR CRISTIAN RATH

En la región comprendida por las actuales provincias de
Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, el sur de
Córdoba y Uruguay, vivían a principios del siglo XVIII
unos 150.000 habitantes del casi millón que reunía el Virreinato
del Río de la Plata. En esa región estaban sus dos
puertos autorizados, Buenos Aires y Montevideo (mucho mejor dotado
éste por sus características naturales). En esa época, contra lo que suele
creerse, el interior constituía la parte más poblada y rica, y el litoral la más
atrasada y pobre. Sin embargo, esta situación había comenzado a variar
de manera vertiginosa a partir de la segunda mitad del siglo XVIII y particularmente
desde 1778, cuando la dinastía de los Borbones intentó desenvolver
un desarrollo capitalista que la acercara al estadio de Inglaterra
o Francia y produjo un vasto reordenamiento: protección de la industria
de la península ibérica, prohibición de importación de textiles -en cuya
producción la industria de Gran Bretaña no tenía competencia- y limitada
apertura comercial. De conjunto, la "modernización" capitalista de los
Borbones chocó con los límites de la intocada estructura social en la península1,
pero abrió un proceso de diferenciación de clases criollas al
calor de la limitada apertura del monopolio colonial.
Las reformas de 1778 significaron la habilitación para el comercio
colonial de catorce puertos en España y diecinueve en América, la simplificación
y rebaja de aranceles, salvo aquellos que perjudicaran la actividad
industrial metropolitana. Un vuelco que introdujo una modificación de importancia
para el Río de La Plata: la liberación de derechos de exportación
para las carnes saladas, astas, sebo y lanas, y un gravamen moderado para el
cuero que era ya el rubro principal de los frutos ganaderos exportables de
entonces. Hasta ese momento el contrabando, a partir del establecimiento
de la Colonia del Sacramento (1680) por los portugueses, había introducido
un cambio sustancial en el villorrio que era Buenos Aires. Los productos
primarios de la ganadería tenían una salida a través del tráfico clandestino,
facilitado por la habilitación de un centro de venta de esclavos negros -
"asiento"- otorgado a los ingleses a partir de la exasperante falta de mano
de obra. "Un establecimiento rural en cualquier parte es tierra y gente, elementos
que se hallan en cierta relación social entre sí: en los tiempos coloniales
a Buenos Aires le faltaba el segundo elemento... el gaucho no dependía
del salario para su existencia, ni de la posesión de una parcela de tierra, ni
estaba obligado a emplearse en un trabajo permanente para un amo"2. Antes
de todo esto, había fracasado el intento de implantar el sistema de "encomiendas"
por la resistencia indígena. En palabras de los colonizadores: "Los
pampas son imposibles de domesticar".
Del ganado esparcido en el Litoral, al principio solo se utilizó el cuero,
el sebo, las astas y las crines. Sólo cuando pudo obtenerse sal utilizable, hacia
1780, se pudo aprovechar la carne. La demanda de cueros a nivel mundial,
en particular, tuvo un crecimiento notable en el siglo XVIII. Se trataba de
una materia prima industrial de mucho mayor importancia que ahora: las
guerras y la Revolución Industrial -las máquinas de vapor llevaron juntas y
obturadores de cuero por mucho tiempo- acrecentaron su importancia. La
exportación de cueros del Río de la Plata se elevó a un promedio anual de
150.000 unidades entre 1750 y 1778, y después de quedar abierto Buenos
Aires al libre tráfico legal con los puertos de España por las reformas de los
Borbones, a 800.000 por año. Poco antes del fin de siglo la cifra había llegado
a 1.400.0003.
Este cambio abrupto significó una revolución en las relaciones sociales
en las pampas, desde el momento que el vuelco de las exportaciones de
cueros chocó de frente con una economía fundada en la caza y su comercialización.
Se abandonó la caza salvaje de las haciendas cimarronas, se evitó
el aniquilamiento inútil del ganado, se buscó un mejor aprovechamiento del
animal y comenzó la persecución a los gauchos "vagos y mal entretenidos"
para convertirlos en mano de obra asalariada. Se introdujo un sistema de
marcas registradas de ganado y se prohibió la venta de cueros sin marcas.
Una Junta de Estancieros se constituyó, con la aprobación del virrey, en
1792. "Al mismo tiempo se organizó el cuerpo de soldados gauchos, los
Blandengues, para guardar las fronteras de las incursiones indias y para
servir como fuerza de policía rural. De esta manera los indios, que no reconocían
ninguna autoridad, y los gauchos vagabundos, que la burlaban, se
veían cada vez mas amenazados por acciones administrativas y políticas destinados
a reducirlos a la sujeción o a eliminarlos"4.
La limitada liberación del comercio dispuesta por España no resolvió el
conflicto con la ascendente clase de los estancieros. El grueso de los cueros,
sebo y astas que salían del Río de la Plata eran vendidos fuera de España, a
países como Francia e Inglaterra y a precios muy superiores a los que
recibían los hacendados de sus compradores españoles, a los que forzadamente
debían vender. El reclamo de venta directa a los compradores extranjeros,
prescindiendo del intermediario español que había dejado en pie
la reforma de 1778, pasó a ser un reclamo tanto más creciente cuanto mayor
era la proporción de artículos del Río de la Plata consumidos fuera de España.
Esta crisis fue horadando el sistema colonial. Una real cédula de 1791
permitió tanto a españoles como a extranjeros introducir negros esclavos y
retornar su importe en moneda metálica o en frutos del país. Estos frutos
podían ser llevados directamente a los lugares en donde podían comprarse
negros, salteando a España como intermediario. Otra real orden de 1795
permitió llevar a colonias extranjeras productos del Río de la Plata que no
fuesen exportables a España, sin pasar por ésta. Una tercera vía de ruptura
del sistema colonial era la autorización a naves españolas que quisiesen dirigirse
a puertos ingleses para cargar mercaderías de ese origen con destino
a las colonias. Sea por una vía u otra, Buenos Aires se convirtió en un centro
de tráfico legal con extranjeros, que se sumaba al ¿mayor? que se desenvolvía
a través del contrabando, favorecido por la amplitud de las costas.
El desarrollo de una clase de estancieros fue potenciado por la
posibilidad de aprovechar la carne, salándola. La exportación de tasajo, alimento
para los esclavos, se sumó al resto de rubros y llevó a un nuevo vuelco
en la producción, a través de la apertura de saladeros y la fabricación de toneles.
La decadencia del Alto Perú
A finales del siglo XVIII el Alto Perú -Charcas, Potosí, Cochabamba y
La Paz- contaba con una población que excedía a la de todo el resto del virreinato,
un desarrollo que tuvo como motor la explotación minera sustentada
en la mita (trabajo forzoso) y en el "banco de rescate" (compra del mineral
garantizado por la Corona a los empresarios). Potosí tenía, hacia el
1800, 60.000 habitantes contra 40.000 de Buenos Aires. La importancia de
esta explotación se mide en una cifra: de las exportaciones que salieron entre
1779 y 1784 de los puertos del Río de la Plata, el 81%, en valor, correspondió
al metálico5.
Este centro político y económico entró en decadencia por el agotamiento
de su mayor mina de plata, el cerro de Potosí, y la crisis del régimen de la
mita a partir del levantamiento de Tupac Amaru, que obligó a los concesionarios
a apelar a la mano de obra libre. Esto abrió una profunda crisis, desde
el momento que el Alto Perú no sólo suministraba una buena proporción
de los recursos fiscales del virreinato; además, constituía un importante mercado
para las provincias del norte, Tucumán, Salta y Jujuy. Los levantamientos
campesinos e indígenas, primero, el agotamiento de la explotación minera,
luego, van a hundir las rutas comerciales vigentes desde hacía al menos 200
años y provocaron una crisis profunda en el tráfico de mulas, que hasta el
momento de su declinación era sumamente importante para Buenos Aires.
Más de un 40% del intercambio correspondiente al rubro "ganados" en la
época correspondía a "equinos, mulares y ovinos". El cambio provoca un
quiebre de conjunto en la economía del interior, que vio cerrado el más importante
mercado interno de entonces para otros productos (yerba, aguardiente,
tabaco).
La decadencia del Alto Perú va a incidir con mayor fuerza en el vuelco
hacia la explotación ganadera y tornará aún más imparable la explotación
del ganado bovino en la campaña.

EL LATIFUNDIO

Podría pensarse que la abundancia de tierra sin dueño en la pampa respecto
de la población la convirtió en un bien de valor insignificante, pero
no fue así. La legislación establecía un régimen riguroso de compra de
tierras, que exigía el pago de un primer "decreto" para habilitar la operación,
el traslado de un juez y agrimensor a cargo del eventual comprador, una subasta
pública, etc. En esto "se pasan a lo menos dos años y a veces seis y
ocho, resultando que cuando más se ha ofrecido al erario, ha sido veinte
pesos y a veces ni dos por legua cuadrada, aunque en realidad cuestan al interesado
muchos centenares las formalidades y derechos". Razón por la cual
"ninguno sin grande caudal puede entablar semejante pretensión siendo
esto tan positivo que no hay ejemplar de haber pretendido merced, quien
tenga menos de diez mil cabezas o mucho dinero"6.
El latifundio comenzó así a instalarse en el país mucho antes de
Rivadavia y de Roca, a través de una política que estimulaba el pastoreo en
campos grandes, en detrimento de la agricultura, que tenía un límite,
además, por la abismal ventaja de la explotación ganadera. Un cálculo del
mismo Azara en 1801 establecía que once hombres dedicados a la
agricultura producían, en trigo, un valor de 1.534 pesos de la época, en tanto
que estos mismos once hombres bastaban para atender una estancia con
10.000 cabezas y un procreo de 3.000 animales, que significaban 5.250 pesos
en el mismo tiempo.
La legislación que va a impulsar la concentración de tierras y el latifundio
va a cobrar fuerza después de 1750, cuando aumenta la demanda de cueros.
Es decir, es el mercado mundial el que va a actuar de "locomotora" para un
desarrollo capitalista que desenvolvería la propiedad privada de los campos,
el trabajo asalariado y el acaparamiento de tierras en manos de militares, funcionarios
y comerciantes.
Las reformas borbónicas plantearon, por otra parte, el choque y
expulsión de los jesuitas del subcontinente, que eran, en ese momento, los
grandes terratenientes del Litoral y especialmente del Paraguay. Las tierras
vacantes fruto de esta expulsión serían crecientemente valoradas en función
de las apetencias planteadas por el mercado mundial y apropiadas, en su mayor
parte, por la clase de comerciantes y estancieros del Litoral y Paraguay,
enriquecidos y con vínculos con la Corona.
La irrupción del peón de los saladeros o de las estancias va a provocar
una monetización de la economía, en un escenario en el que buena parte de
las relaciones, hasta la primera mitad del siglo XVIII, se desenvolvía sobre
la base de los pagos en especie. Esclavos y criados, que constituían el grueso
de la población trabajadora, eran mantenidos por sus amos y patrones y
producían en casas y establecimientos lo necesario para el consumo.

LAS CLASES

A pesar de su ascenso vigoroso, los hacendados no constituían la clase
dominante. Hacia mediados del siglo XVIII "las exportaciones de plata superaban
por lo menos en siete veces a las de cueros"7 una relación que se
fue angostando pero no se revirtió en los siguientes cincuenta años. Las reformas
de 1778 reforzaron y ampliaron la red de intereses comerciales del
Río de la Plata. Indiscutiblemente, el factor preponderante al momento de
la Revolución de Mayo era el comercio. La clase dominante eran los comerciantes
y, entre ellos, el capital británico. El requisito angular del régimen comercial
del virreinato era el consignatario en España, lo que otorgaba el monopolio
del tráfico colonial a grandes casas comerciales en las penínsulas.
Aunque estas casas, jurídicamente españolas, eran en muchos casos
fachadas de capitales ingleses, franceses y holandeses, existía un claro conflicto
entre los intereses comerciales criollos de Buenos Aires y los intereses
peninsulares concentrados en Sevilla y Cádiz.
Ninguna otra capital del virreinato tenía la dependencia del mercado internacional
que caracterizaba a Buenos Aires y a Montevideo. "La posición
de la Corona española había llegado a depender del grado en que pudiera
proteger y extender las oportunidades de realizar ese tráfico transoceánico,
pues los elementos dominantes de Buenos Aires -la gente que poseía
riquezas, capacidad de organización y voluntad de acción- habían quedado
ahora cogidos en la red de la economía internacional"8.
El Consulado de Buenos Aires, erigido en 1794 a pedido de comerciantes
locales, que actuaba como tribunal comercial y sociedad de fomento de la
economía y dependía en forma directa de la Corona, se convirtió en el
centro de la lucha de intereses en el virreinato. Entre 1790 y 1796 se produjo
un conflicto entre los monopolistas y los hacendados en torno al precio del
cuero. Manuel Belgrano, secretario del Consulado, apareció entonces como
vocero de los segundos reclamando que sean incorporados a esta
institución, pero fracasó en este primer intento y el control de precios siguió
en manos de los monopolistas.
Para algunos autores: "En el orden estrictamente político el Consulado
careció de poder (sus resoluciones estaban sujetas a la Corona) pero... el
asalto al Consulado de parte de grupos criollos e inmigrantes jóvenes en los
primeros años del siglo XIX, los entrenó para el asalto a la milicia - el poder
patente desde 1806, al Cabildo... y al Virreinato -en mayo de 1810"9.
¿Qué intereses tendieron a enfrentarse?
De un lado existía un poderoso grupo de intereses afectado por el
régimen colonial. Los hacendados, en primer lugar, interesados en la libertad
absoluta de comercio que los librara del "peaje" de España. En torno a los
hacendados, los comerciantes volcados a la exportación de los frutos de la
explotación ganadera y aquellos ligados al comercio inglés. Este sector es
determinante, con independencia de su peso social, que no es menor y
tiende a crecer cada vez más y está fuertemente involucrado por dos vías:
como adquirente de los cueros que adquieren a los estancieros y como vendedor
de efectos metalúrgicos y textiles de la industria británica. Junto a los
hacendados y comerciantes ingleses o subsidiarios de estos tienden a estar
los agricultores, que reclaman libertad económica para exportar y valorizar
los cereales (cíclicamente el Cabildo ordenaba la prohibición de exportaciones
para impedir el alza de precios de productos básicos).
Contra estas fuerzas se alineaban los beneficiarios del orden vigente: los
fuertes comerciantes españoles, que lucraban con el monopolio; los hacendados,
que tenían su mercado dentro de la monarquía hispana y no sufrían
las consecuencias de las restricciones al comercio extranjero -como los productores
de tasajo destinado a Cuba y España-; y los dueños de las manufacturas
del interior, que podían ser barridos por la producción extranjera
por calidad y precio.
Este posicionamiento de fuerzas tendió a polarizarse con las invasiones
inglesas, primero, y con la revolución en España, después.
A esta altura, sin embargo, nadie podría afirmar que la Revolución de
Mayo fue un proceso espontáneo. Existió un proceso de maduración, de
profundos cambios en las relaciones sociales y de formación de una capa
de intelectuales, estancieros y comerciantes, varios formados en las aulas de
Chuquisaca y bajo el influjo de la rebelión campesino indígena de Tupac
Amaru, de donde surgiría el núcleo dirigente de la burguesía que fue protagonista
de las jornadas de 1810. Belgrano se constituiría en la voz de los
hacendados y también de los agricultores (1793), reclamando la libertad de
comercio. Sin embargo, firmó en el Consulado una presentación planteando
que "los países no deben exportar materia prima". Expresión de este movimiento
fue la fundación, en 1801, de la Sociedad Patriótica y del periódico
Telégrafo Mercantil, que tenía como lema "Patria y Argentina" y se inició como
tribuna del liberalismo. En octubre de 1802 el Telégrafo... fue prohibido por
el virrey, y la Sociedad obligada a disolverse. En la misma línea fueron desautorizadas
la escuela de náutica y una academia de dibujo y escultura, propiciadas
por Belgrano, dado que "los conocimientos matemáticos y el
cultivo de las artes del gusto, no eran para la América"10.

LAS INVACIONES INGLESAS

Con independencia de los intentos de atribuir la primera invasión inglesa
a la audacia de un jefe de la marina real, es un hecho que en 1806 la estrategia
del gobierno británico frente a las victorias de Napoleón en Europa contemplaba
apoderarse del mayor número posible de posesiones de Francia
y sus aliados, para, en palabras de ese jefe, "establecer alguna posición militar
y gozar de todas sus ventajas comerciales". Inglaterra, en plena Revolución
Industrial, había perdido recientemente sus colonias en América del Norte
y preveía el bloqueo continental de Napoleón.
Correctamente, el Almirantazgo estaba al tanto de que en el virreinato
existía una aguda lucha de intereses entre el gobierno y una parte de los comerciantes
y terratenientes y que estos levantaban las banderas del libre comercio.
La primera ocupación inglesa duró poco más de un mes y fue derrotada
por un frente único, político y militar, que unió al Cabildo, la Iglesia, los españoles
beneficiarios del monopolio y los estancieros y comerciantes
criollos. La misión inglesa no tocó una piedra del edificio de relaciones
sociales del virreinato. Pueyrredón, uno de los jefes criollos, "acusó a los británicos
de proyectar una guerra social y alegó que la intención de los
invasores era liberar a los esclavos". Los jefes ingleses se apresuraron a asegurar
"la protección del gobierno de Su Majestad contra los insultos de sus
esclavos" y garantir que no habría "ninguna negociación con los indios"11.
El movimiento de oposición a los ingleses se convirtió en militar, lo que
trastrocó la totalidad de las relaciones políticas y sociales en la cabeza del
virreinato. Llevada por las circunstancias, la jefatura criolla organizó una
fuerza de caballería ligera constituida por chacareros, hombres de campo y
cazadores de las pampas, cada uno de los cuales tenía a su servicio no una
cabalgadura sino una tropilla y acosó constantemente a las fuerzas inglesas.
Un elemento determinante, fuera de las tropas disciplinadas de España, fue
"una fuerza de guerrilleros urbanos organizada en Buenos Aires (que) debía
su eficacia a una combinación de arquitectura y política" que hizo que cada
una de sus calles se convirtiera en un desfiladero mortal para la infantería
inglesa.
La derrota fue aplastante y abrió una crisis entre la jefatura de la victoria
y los nuevos efectivos armados. Liniers, responsable de la ofensiva final
sobre los ingleses, pactó dejarlos embarcar y canjear prisioneros. Tropezó
con el repudio popular, en particular de los gauchos, que habían soportado
lo más duro de la pelea. "El acuerdo quedó roto, de modo que Beresford
(comandante inglés) y su ejército se vieron obligados a marchar prisioneros
al interior del país"12.
En su breve ocupación los ingleses resolvieron la libertad de comercio
y establecieron derechos de exportación que afectaron, entre otros
productos, a los cueros. Los ponchos ingleses invadieron Buenos Aires a 3
pesos, impidiendo la salida de los del interior, que costaban 7, entre una multitud
de productos. El tesoro de Buenos Aires fue embarcado por los
ingleses y paseado en triunfo en Londres. El primer acto del comandante
inglés después de la rendición fue pedir a los habitantes un juramento de fidelidad
al rey Jorge III, con lo que quedó claro que la finalidad de la invasión
era la conquista, no la liberación. Los hacendados y comerciantes afectados
por el monopolio español, potenciales aliados del invasor, sólo apreciaron
un cambio de rostro en la relación colonial.
Ante la derrota, el gobierno inglés resolvió una segunda invasión, esta
vez de 9.000 hombres, que fue derrotada en un tiempo aún más breve que
la anterior (1807).
El revés abrió un debate en el seno del gobierno británico, que advirtió
sobre las tendencias existentes en el Río de la Plata. Castlereagh, entonces
secretario de Estado, "llegó a la conclusión de que las razones de las dificultades
que encontraban los británicos eran políticas, no militares. La causa
real de tales dificultades consistía en el hecho de que los comandantes británicos
y posteriormente el gobierno británico no proclamaron la independencia
del Virreinato. Este hecho representó una oportunidad para el gobierno
español"13.
El inmovilismo inglés estuvo dictado por una política que caracterizó
toda su intervención en el período de la revolución hispanoamericana: "En
las órdenes impartidas a Beresford... el secretario de Guerra establecía de
un modo específico que nada debía hacerse para alterar las relaciones
sociales de Buenos Aires y que la verdadera razón por la cual Gran Bretaña
se había abstenido hasta entonces de invadir a América del Sur era el temor
a la insurrección"14.
La derrota de las invasiones inglesas abrió una nueva situación política
caracterizada por la quiebra de la autoridad de la Corona (el virrey Sobremonte
había huido de manera ignominiosa) y el surgimiento de una organización
militar nacida al calor de la lucha y al margen de las tropas regulares.
"La necesidad de constituir un ejército para hacer frente a Gran Bretaña incorporó
a la vida política no sólo a los sectores relegados de la burguesía y
los hacendados sino también a los pardos, mulatos e indios, así como a la
población en general, que despertaron del letargo pastoril y lumpen en el
que mayoritariamente vivían, los más en los arrabales del pueblucho llamado
Buenos Aires"15.
En la Resistencia y la Defensa obró un frente único de peninsulares y
criollos, pero fueron éstos los determinantes de la victoria. Los regimientos
de Patricios y Arribeños fueron los más numerosos, sumando por sí solos
alrededor de 8.000 hombres, lo que debe ser comparado con una población
total de 40 a 50.000 habitantes: casi el total de la población adulta masculina
convertida en miliciana16. Elegían a sus oficiales mediante elecciones, un hecho
inédito en la organización militar con antecedentes en la Revolución
Francesa17. La lucha contra los ingleses significó una democratización profunda
de las relaciones políticas y sociales, un principio de quiebra del régimen,
caracterizado por la desautorización de la Corona y la existencia de un
cuerpo armado por fuera de las tropas españolas. El virrey Sobremonte fue
depuesto por el Cabildo Abierto de agosto de 1806 y reemplazado por Liniers,
una decisión sólo reservada a la Corona y que, en otras circunstancias,
habría significado la pena de muerte para sus autores. El intento de los funcionarios
de la Corona de disolver los regimientos criollos -Liniers fue presionado
para que procediera a su licenciamiento- fue rechazado y la milicia
se convirtió en un nuevo factor de poder en la colonia.
La lucha contra las invasiones inglesas diferenció a una capa de organizadores
de la milicia criolla -Saavedra, Pueyrredón- y despertó un sentido
de identidad. Saavedra exaltó "el mérito de los que nacimos en Indias...no
inferiores a los europeos españoles"18. El núcleo de intelectuales enfrentado
a los peninsulares careció de toda dirección e intervención en la crisis y
acunó expectativas en lograr la independencia con la ayuda inglesa. "Castelli,
en representación de ellos, trató de entrevistarse con Beresford para que
concretara sus intenciones... Belgrano, por su parte, se vinculó con los invasores
y luego marchó al interior"19.

1808: LA REVOLUCION EN ESPAÑA

En julio de 1808, la población de Buenos Aires se enteró del derrumbe
de la monarquía española y el levantamiento popular contra los franceses.
En una sucesión vertiginosa de hechos de marzo a mayo, Carlos IV abdicó
en favor de su hijo Fernando, los franceses ocuparon España, Napoleón
obligó a renunciar a los soberanos y colocó en su lugar a José Bonaparte, a
quien nombró rey de España y las Indias. El pueblo de Madrid primero, y
luego toda España, se levantaron contra la ocupación y generaron la revolución
en la península.
No existía formalmente autoridad alguna en la metrópoli, fuera de la
cuestionada Junta de Sevilla, que gobernaba invocando el nombre de Fernando
VII. Ante la ausencia de gobierno central las ciudades sublevadas
formaron juntas propias, constituyéndose como gobiernos independientes
apoyados por sus propios ejércitos.
El vuelco en la situación internacional fue total. Inglaterra debió dejar a
un lado su tercera invasión al Río de la Plata ante la insurrección en España,
y ésta pasó a ser su principal aliada frente a la Francia de Napoleón. El centro
de la diplomacia británica fue soldar un sólido frente con españoles, portugueses
y "patriotas", en el que la causa de la independencia quedaba
abrogada hasta el desenlace de la guerra en Europa.
El derrumbe del régimen español dio lugar a la aparición del fenómeno
de las Juntas en toda la América Española, con características profundamente
heterogéneas que tenían que ver con los alineamientos, las experiencias
transcurridas en cada uno de los centros urbanos de las colonias y la preparación
de las elites criollas en la lucha por la independencia. La situación era
excepcionalmente favorable para esta causa, porque la monarquía española
era absolutamente incapaz de mover sus ejércitos para retener las colonias
y todo el esfuerzo de las grandes potencias estaba puesto en el desenlace de
la batalla en el Viejo Continente.
Buenos Aires llegaba a esta instancia, a su vez, en las condiciones creadas
por la victoria popular sobre las invasiones inglesas y el desmoronamiento
previo de la autoridad de la Corona. La Junta Central fue reconocida por las
autoridades pero "rechazada por un incipiente partido revolucionario que
quería soluciones más autónomas"20. Por un período, este grupo de intelectuales
-Belgrano y Castelli, entre otros- depositó sus ilusiones en una monarquía
constitucional encabezada por la princesa Carlota de Portugal,
esposa del príncipe regente trasladado a Brasil y hermana de Fernando VII,
una perspectiva que se cerró cuando la princesa denunció a los criollos por
"subversivos".
En este punto se produciría un hecho que habría de pavimentar el
camino hacia lo que se conoce como Revolución de Mayo. El 1º de enero
de 1809 estalló un motín dirigido por los peninsulares y destinado a
restaurar el antiguo equilibrio de poderes y preservar el monopolio de privilegios
políticos y comerciales. Bajo la dirección de Martín de Álzaga, un
Cabildo amañado y protegido por tropas españolas llegó a constituir una
junta de gobierno para tratar de desplazar a Liniers. Esa Junta tuvo el apoyo
de dirigentes criollos -uno de sus secretarios fue el mismísimo Mariano Moreno-,
en una acción confusa que, para un historiador liberal, se explica por
el papel del Cabildo en la situación política creada por las invasiones inglesas:
"La serie histórica de hechos, que constituye una unidad continua, arranca
del cabildo abierto del 14 de agosto de 1806 y 10 de febrero de 1807, se prolonga
con la organización de la Junta separatista de Montevideo y hace su
crisis en el motín del 1º de enero de 1809". Es "una nueva tendencia, que
se impone triunfante en 1810, utilizando para este fin un medio nuevo, el
cabildo abierto..."21.
Las tropas criollas, comandadas por Saavedra, rescataron al virrey
Liniers y derrotaron a los insurgentes. Los cuerpos militares españoles, que
apoyaron a Álzaga, fueron desarmados.
El fracaso del golpe eliminó a los peninsulares como factor de poder y
la milicia criolla apareció como la fuerza política dominante, en un cuadro
de dispersión de los regimientos españoles. La guarnición regular de la
colonia estaba virtualmente desmantelada. Sus efectivos eran, en mayo de
1810, un 10% del organizado por la milicia criolla.
Entre las dos vertientes que actúan en nombre de la independencia, una
militar, otra intelectual, que van a diferenciarse en los primeros años de la
revolución, existe un punto sobre el que "no hubo señalada división.
Ninguno de los grupos criollos representaba un interés económico
particular. Más bien todos eran favorables a una mayor liberalización de la
economía"22. Comerciantes y estancieros porteños compartían este punto
de vista, en oposición a los grupos del interior, donde la agricultura y las débiles
industrias dependían de la protección colonial.
En julio de 1809 asumió el último virrey del Río de la Plata, Cisneros,
y su decisión más trascendente, en noviembre, fue autorizar el comercio
libre con Inglaterra por el término de dos años, a condición del pago de impuestos
de los importadores británicos y la intermediación de un
comerciante español radicado en la ciudad, como consignatario. La decisión
tuvo el apoyo del Consulado y el Cabildo, es decir del conjunto de instituciones
de la colonia y tuvo como respaldo teórico el alegato planteado en
la "Representación de los Hacendados", escrita por Mariano Moreno. En
lo que constituye una defensa del programa económico de las clases y
sectores interesados en acrecentar la exportación, Moreno esboza una
política proteccionista. Afirma que "la venta de las telas de nuestras
provincias no decaerá, porque el inglés nunca las proveerá tan baratas ni tan
sólidas como ellas"23, y propone una "reglamentación" según la cual todo
importador estaba obligado a exportar la mitad de los valores importados
en frutos del país, pero que el virrey no pone en marcha.
Este era el ideario de los revolucionarios en los prolegómenos de mayo,
caracterizado por una retirada sistemática (pero no total) de los monopolistas,
jamás al punto de poder afirmar que "la emancipación económica de
Buenos Aires estaba decidida antes que su emancipación política empezara"
24. Si por "emancipación económica" se entiende la implantación del librecambio
reclamada por Gran Bretaña y el crecientemente poderoso
"lobby" de comerciantes británicos, ésta se va a operar con Rivadavia.

LA REVOLUCION

El 13 de mayo de 1810 un navío inglés trajo la noticia de la ocupación
de Andalucía y Sevilla por los ejércitos franceses y la disolución de la Junta
Central, que nombró en su lugar un Consejo de Regencia. Fue el momento
escogido por el movimiento criollo para desplazar al virrey, carente de toda
autoridad. La revolución se inició el 18/19 de mayo bajo iniciativa de la
milicia criolla que exigió un Cabildo Abierto (un cabildo abierto reunía a
funcionarios, eclesiásticos y propietarios, no era una expresión de soberanía
popular). Al Cabildo Abierto fueron convocados en este caso 450 personas
y concurrieron 251, todos ciudadanos "importantes": "había 70 funcionarios
y eclesiásticos, 25 abogados y profesionales, 59 comerciantes, 59 militares y
21 ciudadanos ordinarios"25. Según el relato del propio Virrey Cisneros, de
una población de cincuenta mil almas y once mil adultos, los revolucionarios
eran unos tres mil y los militantes comprometidos en la Plaza Mayor, unos
seiscientos.
Luego de un intento de constituir una junta con la presencia del virrey,
desbaratado por la milicia criolla, se constituyó la junta presidida por
Saavedra. "La mayor parte de los grandes comerciantes defendieron la continuación
del statu quo, aunque muchos otros favorecían el cambio revolucionario.
Y en ambos lados había gentes de gran riqueza y posición social.
En el conjunto del grupo, veintinueve estaban a favor del virrey, cincuenta
en contra. El sector militar era más homogéneo. De los sesenta presentes
sólo diez defendieron al virrey, casi todos peninsulares, el resto, dirigido por
Saavedra, la mayor parte oficiales de la milicia formados durante las
invasiones británicas, votaron por un cambio de gobierno". Para un observador
oficial de la marina inglesa, "el gran poder, que son las tropas, está en
posesión de un partido"26.
La Revolución de Mayo surgió de un compromiso inestable entre fracciones
con importantes puntos en común. Saavedra planteó que "no quede
duda que es el pueblo el que confiere la autoridad o mando" y Castelli
sostuvo, en una misma sintonía, que la ausencia de un gobierno legítimo
provoca "la reversión de los derechos de soberanía al pueblo de Buenos Aires",
una doctrina propia del pensamiento liberal de la época pero de audaz
ruptura política en el caso de una colonia27. ¿Pero acaso el nuevo gobierno
no se colocó bajo la autoridad y el nombre de Fernando VII, adoptando un
hilo de continuidad con la monarquía, aunque sin la unanimidad de sus integrantes?
La razón de la "máscara", según explicó Moreno tiempo después,
fue impedir una contrarrevolución española y asegurarse el apoyo de Gran
Bretaña. Pero en este punto valen los hechos. La Junta de Gobierno debutó
aplastando el golpe contrarrevolucionario de Liniers en Córdoba, conectado
a las autoridades españolas del Alto Perú, y fusiló al propio Liniers y a toda
la línea mayor de la conspiración, un acto no menor si se considera la autoridad
del ex virrey en el Río de la Plata.
En enero de 1811, sin Moreno, la Junta creó un Comité de Seguridad
Pública, para perseguir a la oposición y denunciar a los contrarrevolucionarios.
Aún en 1812, la Junta de Gobierno enfrentó una conspiración aún más
seria que la de Liniers, comandada por Álzaga, que fue derrotado y ejecutado
junto a otros cuarenta cabecillas. Una de las primeras decisiones de la Junta
fue organizar la expedición militar al Alto Perú para aplastar quizás el centro
mayor del poder colonial español. Las instrucciones que desenvolvió
Castelli en esta misión incluyeron medidas revolucionarias. El 25 de mayo
de 1811, junto a Monteagudo, proclamó en las ruinas de Tiahuanacu la liberación
del indio y la independencia de América y dio a conocer un decreto
planteando la igualdad absoluta de indígenas y nacionales, el reparto de
tierras, el establecimiento de escuelas en sus pueblos, y la exención de cargas
e imposiciones28.
Castelli, en una de sus acciones más osadas, proclamó la independencia
del Estado respecto del clero e hizo fusilar a las cabezas de la masacre contra
las rebeliones patriotas en Cochabamba y La Paz, expulsando al resto de los
generales comprometidos. La acción del ejército libertador en ese momento
provocó la reacción de peninsulares y criollos, unidos en su defensa del régimen
social fundado en la "encomienda" y el robo de tierras, con el
recuerdo a sus espaldas de la gesta de Tupac Amaru. Belgrano va a asumir
luego la comandancia del ejército del norte y plantear una política de rechazo
a estas medidas y compromiso furibundo con el clero, los terratenientes y
mineros, como expresión de una fractura política más general en el campo
de los patriotas.
"Forzoso es decir -sostiene José María Paz, uno de los jefes del segundo
ejército auxiliar al Alto Perú- que la aristocracia del Alto Perú nos era desafecta,
desde que Castelli, con poquísimo discernimiento, la ofendió provocando
los furores de la democracia". En lugares como Potosí "el progreso
de sus trabajos se fundaba en la mita y otros abusos intolerables, que un sis
tema liberal debía necesariamente destruir"29, La clase dirigente -peninsular
o criolla- del Alto Perú "entró en conflicto con la concepción política de
Castelli, al extremo de preferir la derrota antes que convertir al indio en soldado
y ciudadano"30.

LA REVOLUCION DE MAYO Y LOS INGLESES

La Revolución de Mayo se concretó como fruto de un proceso político
en el que confluyeron los regimientos patriotas, los estancieros y los comerciantes
plantados contra el monopolio español y que tuvo el apoyo del
capital británico.
El proceso que se inaugura el 25 de mayo no está dictado linealmente
por el Foreign Office o los comerciantes ingleses. El 6 de noviembre de
1809, el virrey Cisneros había resuelto el comercio libre con Inglaterra por
dos años, fijando como condición la intermediación de un consignatario español
establecido en la ciudad y el pago de impuestos (considerables). La
Junta va a liberalizar las condiciones de actuación de los comerciantes
ingleses, permitiendo su permanencia indefinida en el país, antes sometida
a plazos, pero va a mantener la exigencia del consignatario español con
ciertas posibilidades de traslado de esta función lo que habría llevado, según
algunos autores, a una sustitución de comerciantes españoles por nacionales.
Al cabo de quince días se redujeron los impuestos de exportación sobre los
cueros y el sebo, del 50 al 7,5% y al cabo de seis semanas se levantó la prohibición
de exportar metálico. Casi al mismo tiempo se resolvió la libre exportación
de harina, con su consecuencia sobre el consumo. Todo lo cual
fue saludado por ganaderos, comerciantes y grupos vinculados con la exportación,
entre ellos los británicos. Es un hecho que, más allá del orden jurídico
heredado de la colonia, el comercio con extranjeros -principalmente
ingleses- tendió a liberalizarse.
Vaticinando este proceso, el mismo 25 de mayo "no hubo ninguna duda
sobre la manera cómo los británicos recibieron estos acontecimientos. Los
barcos de guerra británicos que se hallaban en el río se engalanaron con
banderas. Una salva de cañonazos dio la bienvenida a la Revolución"31.
En poco tiempo las consecuencias de la competencia internacional se
hicieron sentir en todo el virreinato. Mercancías de todo el mundo comenzaron
a destruir en Buenos Aires y sus adyacencias la producción local y
aún la explotación de cereales. Los pobres eran, sin embargo, las grandes
víctimas del planteo económico. A medida que aumentaba la salida de productos
para el exterior, se hacía más y más difícil vivir con el salario anterior.
Se fue así acumulando el odio al extranjero, a quien se consideraba causante
de la situación, y al gobierno porteño, ejecutor de las malas nuevas.

INTERVALO SOBRE MARX Y AMERICA LATINA

Durante todo un período Marx y Engels consideraron que el capitalismo
desarrollado de países como Inglaterra ejercía una influencia civilizadora sobre
los países "bárbaros", asentados en relaciones precapitalistas, para colocarlos
violentamente en la senda del progreso histórico. La libertad comercial
aceleraría la revolución social. Marx, sólo "en ese sentido revolucionario"
se pronunciaba en ese período a favor del libre cambio. Aún a fines
de la década de 1850 Marx se burló de un proteccionista porque éste caracterizaba
como "inarmónico" que la gran industria inglesa disolviera las
formas "patriarcales o pequeño burguesas" de la producción nacional de
otros países, siendo que debía apreciarse "el contenido positivo de estos procesos
de disolución... en su manifestación plena, correspondiente al
mercado mundial"32.
Con este método de análisis, Marx va a estudiar la Constitución de 1812
en España, la primera en la que la soberanía es remitida a las Cortes representativas
de la nación y va a saludar su cometido: "La Constitución de 1812
es una reproducción de los antiguos fueros, pero leídos a la luz de la revolución
francesa y adaptados a las necesidades de la sociedad moderna". Más
importante: "Las Cortes tenían plena conciencia de que una Constitución
política tan moderna sería en todo punto incompatible con el viejo sistema
social, y promulgaron consecuentemente una serie de decretos encaminados a provocar
cambios orgánicos en la sociedad civil"33.
Es decir que destaca el desarrollo de una revolución burguesa desde el
interior de una estructura social precapitalista, en oposición a una fuerza
burguesa extranjera que se caracterizó el exportar la revolución burguesa
hacia la periferia. Esta posibilidad se expresa en las Provincias Unidas, en
los planteos de Moreno o Artigas y, en forma contradictoria, en el estatismo
industrial de Paraguay.
Para Milcíades Peña, sin embargo: "El interior, con su retrasada industria
artesanal, era la nación estancada, la nación sin progreso moderno, sin acumulación
de capital. Buenos Aires era la acumulación capitalista, el progreso
pero a espaldas e incluso contra la nación. Unos intereses tendían a la nación
sin progreso, otros hacia el progreso sin nación. Hacia cualquier lado que
se inclinara la balanza, el resultado iba a ser supeditar el país a la gran
potencia capitalista de entonces"34. Se trata de un fatalismo histórico lineal.
El "plan de operaciones"
La Junta encomendó a Moreno la elaboración de un "plan de operaciones"
para el nuevo gobierno, lo que devino en un programa (frustrado y
nunca debatido en el seno del propio gobierno, por lo que se sabe) de la re
volución35.
Lo más impactante de la elaboración del joven secretario de la Junta es
su reflexión sobre el papel del Estado frente al raquitismo de la burguesía
comercial y terrateniente porteñas. En el "Plan" propone constituir un
fondo público a cargo del Estado "para los gastos de nuestra guerra y demás
desprendimientos, como igualmente para la creación de fábricas e ingenios
y otras cualquiera industrias, navegación, agricultura y demás". ¿Cómo constituir
ese fondo? A través de la "confiscación de las grandes fortunas de
cinco o seis mil mineros" y de la prohibición "absoluta" de explotación de
minas de plata u oro a todo particular, "quedando el arbitrio de... sacar sus
tesoros por cuenta de la Nación, y esto por el término de diez años", es decir
la nacionalización, advirtiendo la importancia del metálico para la tarea inmensa
que se plantea. Lo que mostraría luego "las ventajas públicas que resultan
del fomento de las fábricas, artes, ingenio y demás establecimientos
a favor del Estado y de los individuos que las ocupan en sus trabajos". Una
tal masa de recursos "puestos en el centro del Estado para el fomento de
las artes, agricultura, navegación producirá en pocos años un continente laborioso,
instruido y virtuoso, sin necesidad de buscar exteriormente nada
de lo que se necesite para la conservación de sus habitantes". Tajantemente
proponía que "se prohíba absolutamente que ningún particular trabaje
minas de plata u oro, quedando el arbitrio de beneficiarla y sacar sus tesoros
por cuenta de la Nación, y esto por el término de diez años".
En este texto Moreno hace una reflexión crítica sobre el libre comercio,
por el cual él mismo abogó: "desde el gobierno del último virrey se han
arruinado y destruido todos los canales de la felicidad pública, por la concesión
de la franquicia del comercio libre con los ingleses, que ha ocasionado
muchos quebrantos y perjuicios".
En este "Plan" Moreno hace un llamado a la insurrección popular en la
Banda Oriental y más allá de ella, hacia el corazón del imperio portugués.
El golpe no debe ser dirigido a la plaza de Montevideo, convertida en ese
momento en baluarte de la reacción española, sino "a los pueblos de su campaña",
un planteo que tomó forma meses después en la Banda con el
llamado "Grito de Asencio", que tuvo como resultado la primera movilización
de masas rurales impulsada por la Revolución de Mayo. Moreno llega
al punto de poner nombre y apellido a los jefes que propone para esa
campaña "como son los del capitán de dragones don José Rondeau y el capitán
de blandengues don José Artigas" y tras ellos varios de sus lugartenientes.
Plantea una política de guerra respecto de los hacendados que
siguen "el partido contrario", proponiendo que "sus haciendas, ganados, caballadas
y demás que sean de su pertenencia (sean considerados) bienes legítimos
de la Patria". Llama a una campaña sobre el Imperio de Brasil, que
proclame la libertad de los esclavos y una política de entrega de tierras y co
lonización otorgando "terrenos a proporción del número de personas que
comprenda cada familia" sea en la Banda Oriental sea en Río Grande, con
un planteo de conjunto: "nuestra bandera en aquellos destinos (es)
declararlos como provincias unidas de la Banda Oriental y Estado
Americano del Sud".
Moreno considera a Gran Bretaña como un aliado táctico de esta
política. Se propone llegar con ella a "la división y desmembramiento
de la América del Brasil entre su corona y nuestro estado. ¿Qué más
podría apetecer la Inglaterra que unas colonias inglesas en el Brasil?".
Un planteo de confianza política y a la vez ingenuo en el momento en
que Gran Bretaña era férrea aliada de Portugal en lucha contra Napoleón.
En artículos posteriores referidos a la organización política de los
Estados que forman parte de "la justa emancipación de la América",
Moreno defiende una concepción republicana y afirma: "si consultamos
los principios de la forma monárquica... parece preferible una
asamblea general, que reuniendo la representación de todos los
pueblos libres de la Monarquía... El gobierno supremo que estableciese
aquel Congreso, subrogaría (reemplazaría) la persona del príncipe, en
todos los estados que habían regido antes de su cautiverio". Y aclara:
"es una quimera pretender que todas las Américas españolas formen
un solo Estado... ¿Cómo conciliaríamos nuestros intereses con los del
reino de México... pueden hoy las provincias obrar por sí solas su constitución
y arreglo...?". Advirtió muy tempranamente lo que era un resultado
del proceso social: los límites de la llamada unidad política preexistente
del continente. Pero planteó constituir al espacio geográfico
contenido en el virreinato como una nación (habla de "Nación" al referirse
a él) y batalló como el que más, a través de las misiones al Alto
Perú y de su política de insurrección popular en todos los países de la
Cuenca del Plata para alcanzar ese objetivo.
Moreno, en el "Plan de Operaciones" no dedica un capítulo al tema
de la tierra y sólo fija posición en un caso, al referirse a la campaña
sobre Uruguay y Río Grande Do Sul, planteando el pago del viaje y la
entrega de tierras "a proporción del número de personas que comprenda
cada familia" a quien quiera poblar la Banda Oriental o el Río
Grande. La omisión puede tener que ver con el peso aún limitado de
la cuestión agraria en el Litoral por la existencia de formas precapitalistas.
El tema va a estallar doce años mas tarde, cuando el gobierno
de Rivadavia promulgue la ley de enfiteusis, que prohíbe las ventas de
tierras del Estado. Presentada como una ley social, su primera función
es garantizar la deuda pública a los acreedores británicos con las tierras
del Estado36


UNA NUEVA Y GLORIOSA NACION ?

Mayo abrió paso a un nuevo período histórico. La Revolución y su
proceso preparatorio posibilitaron un desarrollo gigantesco de las
fuerzas productivas como se puede apreciar en que desde el último cuarto
del siglo XVIII hasta los primeros años del XIX Buenos Aires y su zona
de influencia tuvieron un desarrollo que no se puede comparar con
ningún otro dominio español. Al correr el telón de todos estos años la
minería del Alto Perú, gran animadora económica de los 300 años
previos, se había convertido en una fuerza productiva en total decadencia
y, como contraparte, surgía la ganadería del litoral y una incipiente
industria nacional, concentrada en los saladeros y en el (limitado) procesamiento
del cuero.
La clase de los productores nacionales fue empujada por el mercado
mundial. La apetencia de los productos del Litoral y la pampa húmeda
fue tan vasta que justificó dos invasiones inglesas y hasta el intento de
una tercera que no llegó a materializarse. Como queda dicho, la constelación
de terratenientes se va formando a los mazazos de los requerimientos
del mercado mundial. Por el crecimiento vertiginoso de la demanda
de productos pecuarios, a partir de lo cual (no antes) estos ganaderos
se comienzan a preocupar por validar sus títulos de propiedad y
asegurarse mano de obra lo más permanente posible y asalariada. Contra
la tesis de que la burguesía nacional "llegó tarde al mercado mundial" corresponde
advertir que llegó muy tempranamente y esto la hizo partícipe
joven de la división internacional del trabajo. Quien llegó tarde, efectivamente,
fue la burguesía industrial.
El ambicioso programa contenido en el "Plan de Operaciones" fue
expresión de una corriente vital de intelectuales revolucionarios empeñados
en que las Provincias Unidas se subieran al carro de la revolución
burguesa. Aún no asumido por la Junta de Mayo, fue texto inspirador de
la movilización de las masas rurales de la Banda Oriental bajo la dirección
de Artigas, del ala de caudillos que defendió un concepto de nación y se
batió contra la reacción "federal" y "unitaria" (Güemes) y del proceso que
llevó a la constitución del Paraguay capitalista aplastado por la Triple
Alianza.
Las revoluciones de la independencia latinoamericana fueron parte
del período histórico caracterizado por el protagonismo de la burguesía
revolucionaria. Pero las clases sociales que dirigieron estos procesos -comerciantes
y estancieros-, tuvieron una contradicción básica, desde el
momento que eran capas explotadoras de las mismas masas que debían
ser los sujetos activos de las guerras de la independencia. La misión del
tercer ejército auxiliar al Alto Perú terminó reivindicando la mita, la aboEl
lición de la esclavitud fue proclamada y luego adaptada a las necesidades
políticas de los propietarios, la situación del campesinado indígena no
mejoró y, de conjunto, empeoró. El latifundio se impuso como base material
de la revolución latinoamericana, sin excepciones.
Un caso emblemático es el Alto Perú, donde la rebelión de Tupac
Amaru convirtió a las clases criollas en celosas guardianas del régimen
de castas y de las viejas cadenas, si remover éstas significaba liberar al
indio. La Bolivia parida en esta tierra por los ejércitos libertadores tuvo
la constitución más dictatorial alguna vez pensada en Latinoamérica
como continuidad de este proceso de defensa del orden social existente.
La historiografía liberal ha presentado a la Revolución de Mayo como
un movimiento democrático inspirado en los ideales del liberalismo europeo.
Las clases dominantes criollas adaptaron las ideas liberales a sus
intereses de clase, planteando la lucha contra el monopolio comercial español.
Los planteamientos de la burguesía industrial europea contra el
feudalismo fueron utilizados por los criollos para eliminar la opresión
política y comercial de la Corona. De conjunto, mientras el liberalismo
europeo fue la ideología de la burguesía industrial, en América Latina fue
el barniz ideológico de los intereses de terratenientes y comerciantes. A
través de la adopción mutilada del pensamiento liberal, la burguesía
criolla reforzó la expropiación de las masas agrarias e indígenas.
Los protagonistas de la historia liberal hicieron desaparecer o confundieron
el papel de los verdaderos hombres de Mayo. Es el caso de Artigas,
del Moreno a quien se pretende predecesor político de Rivadavia,
agente de las inversiones inglesas, o del ocultamiento del proceso político
y social producido en Paraguay desde Mayo.
La sujeción del gaucho y el exterminio del indio tomó la forma social
de la estancia. Esta estructura fue el principal contenido social que
procuró la clase propietaria que conquistó la autonomía política a partir
de Mayo. De régimen social de desarrollo de las fuerzas productivas, la
estancia y el latifundio se convertirán en la principal traba para ese desarrollo,
que bloqueó el poblamiento del campo argentino y su desarrolo
en otra escala del mercado interior.

Notas
1. Ver Rath, Christian: “La rebelión de Nueva Granada”, En Defensa del Marxismo Nº 37, abril de
2010.
2. Ferns, H.S.: Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, Solar/Hachette, 1968.
3. Ezcurra, Pedro: “Ganadería y Agricultura”, La Nación (25/5/1910).
4. Ferns, ídem anterior.
5. Tandeter, Enrique: Coacción y Mercado, Editorial Sudamericana, 1992.
6. Azara, Félix de: Memoria sobre el Estado Rural del Río de la Plata, Buenos Aires, 1943.
7. Coni, Emilio Angel: Historia de las vaquerías en el Río de la Plata, Madrid, 1930.
8. Ferns, ídem anterior.
9. Navarro Floria, Pedro: Manuel Belgrano y el Consulado de Buenos Aires, Madrid, 1988.
10. Justo, Liborio: Nuestra patria vasalla, Tomo I, Editorial Schapire, 1968.
11. Ferns, ídem anterior.
12. Ferns, ídem anterior.
13. Castlereagh, Henry: Correspondencia.
14. Archivos del Departamento de Guerra 1/161, citado por H.S. Ferns, ídem anterior.
15. Lamarca, Juan: “Sobre la Revolución de Mayo”, Prensa Obrera Nº 40, 24/11/83.
16. Zorraquín Becú: Los grupos sociales en la Revolución de Mayo, 1961, Buenos Aires.
17. Mitre, Bartolomé: Historia de Belgrano y la Independencia Argentina, Buenos Aires, 1940.
18. Idem anterior.
19. Justo, Liborio, ídem anterior.
20. Lynch, John: Las revoluciones hispanoamericanas, Editorial Ariel, España, 1980.
21. Levene, Ricardo: Historia de la Nación Argentina, Asonada del 1º de enero de 1809, El Ateneo,
1941.
22. Lynch, ídem anterior.
23. "Documentos referentes a la guerra de la independencia y emancipación de la República Argentina",
Archivo General de la Nación.
24. Humphreys: Liberación en Sudamérica, citado por Lynch, ídem anterior.
25. Marfany, Roberto: El Cabildo de Mayo, Buenos Aires, 1966.
26. Lynch, ídem anterior.
27. Marfany, ídem anterior.
28. Chávez, Julio César: Castelli, adalid de Mayo, Buenos Aires, 1956.
29. Paz, José María: Memorias póstumas, Biblioteca del Suboficial, 1951.
30. Peñaloza, Luis: Historia económica de Bolivia, La Paz, 1955.
31. Ferns, ídem anterior.
32. Scaron, Pedro: Materiales para la historia de América Latina, Pasado y Presente, 1972.
33. Marx Engels: Obras Escogidas, Editorial Ciencias del Hombre, 1973.
34. Peña, Milcíades: El Paraíso Terrateniente, Ediciones Fichas, 1969.
35. El "Plan de Operaciones" fue descubierto por Eduardo Madero a través de una copia en el Archivo
de Indias, de Sevilla y publicado por primera vez en 1896, en una reedición de escritos de Moreno realizada
por el Ateneo de Buenos Aires. Su autenticidad fue negada enfáticamente por Paul Groussac, Ricardo
Levene, Ricardo Rojas y José Ingenieros, entre otros popes de la historiografía liberal. Correspondió
a Rodolfo Puiggrós, en 1940, plantear una defensa vigorosa de este texto, aún hoy cuestionado.
36. Moreno, Mariano: Selección de escritos, 1960.

jueves, 17 de junio de 2010

ME LO DIJO LA SONRISA DE MARADONA

Por Daniel Jones, el 16 de Junio de 2010.

Hace 6 años Maradona se debatía entre la vida y la muerte. En ese entonces yo vivía frente a la Clínica Suizo-Argentina, en cuyas puertas se congregaban fanáticos y curiosos para seguir los pormenores de lo que parecía una muerte (crónicamente) anunciada, el corolario de una vertiginosa trayectoria que partía de un nacimiento muy pobre para llegar a la cúspide del reconocimiento social, de una vida plagada de (¿envidiados?) excesos.
En ese momento, conmovido por los cánticos, lágrimas y oraciones que resonaban en mi living, me puse a reflexionar sobre qué sucedería en Argentina si se muriese Maradona, y lo puse por escrito. Pensé en la infinita tristeza que generaría: “el dolor más grande y extendido que podría provocarse en el pueblo argentino por la muerte de un solo ser humano”, afirmé, entre grandilocuente y polémico, esperando el rebencazo de quienes me habrían sospechado inesperadamente subyugado por el fútbol.
Pero no. Me salí de lo estrictamente futbolístico (campo sobre el que sé muy poco) para explicar el amor de la gente reivindicando la autenticidad del Diego: “Maradona siempre fue el mismo porque fue un tipo que muchas veces estaba equivocado en lo que decía, pero siempre tenía razón en la manera de decirlo. Hasta cuando, siendo amigo de Fidel Castro y con el Che tatuado en su brazo, se juntó con Menem y lo reivindicó como su amigo. Ése era Maradona.”. Siempre me pareció un tipo inteligente (con esa rapidez de reflejos que no se aprende en ningún libro), excesivo y, a la vez, contradictorio, que quizás por eso mismo aún genera fascinación en los argentinos, que, mal que nos pese, solemos ser tan o más intensos y contradictorios que Maradona (aunque, claro está, no tan lúcidos).
En su autenticidad, plasmada en un modo de ser frontal y plebeyo (aun con todo el dinero y la gloria que lo rodean), encuentro hoy la explicación al odio visceral que genera en ciertos sectores sociales. Me refiero a quienes, desde un moralismo (que oculta, en verdad, un desprecio de clase mal disimulado), quieren que a Maradona le vaya mal (y en este caso, por ende, que a la Selección Argentina le vaya mal en el Mundial). Son esa parte de la clase media y alta que (les guste el fútbol o no –eso poco importa–) desprecian a lo popular que encarna el Diego. Son los representantes de la indignación burguesa frente a un “negrito” que ascendió socialmente en base a un talento natural (y el entrenamiento, que ellos casualmente omiten), pero que no siempre aceptó los códigos e imposiciones de quienes manejan el poder. Tomó merca, y lo dijo (sin buscar ser falso modelo de nada para nadie); vio la mafia que es la FIFA, y lo dijo (y pago el costo en 1994); le hacían operaciones de prensa para disciplinarlo, y los mandó a que “la sigan chupando”. Y sí, por supuesto, las personas bien pensantes se horrorizaron ante el exabrupto (las mismas que no se horrorizan cuando Susana Giménez reclama livianamente pena de muerte) y hoy esperan ansiosas la derrota de Maradona y de todo aquello (grasa, “negro”, plebeyo) que encarna. ¿Una visión romántica de lo popular? Puede ser, pero si tengo que optar, prefiero equivocarme con Maradona que tener razón con los moralistas de clase.
Amén de su autenticidad, la otra razón por la que rogaba en 2004 que no se muriese era su sonrisa: “No importa hasta dónde llegó: sigue siendo esa inexplicable risa de pibe pobre, sucio y buscavida. Si tuviera que dar un motivo personal para que Diego siga vivo es para que vuelva a reírse. Y que lo filmen riéndose. ¡Qué lindo es ver contento al tipo que nos dio tantas alegrías! Danos una más Diego. No te mueras, ¿sí?”, concluía (bastante melodramático, reconozco).
Y hoy Maradona (que, como Charly –al que también mucha gente odia visceralmente–, sigue siendo el mejor reflejo de cierta forma de ser argentino) está empecinado en darnos una alegría más. ¿Efímera?, ¿banal? Puede ser, pero ¿quiénes pueden sacar a relucir esa voluntad de dar alegría a un pueblo, sin mayores dobleces, siendo frontales, auténticos y, a su manera, desinteresados? No importa si no llegamos a ser campeones (bah, sí importa, pero ése es otro tema): nadie va a poder dudar que ese atorrante carasucia (hoy trajeado al borde de la cancha) va a dejar su vida por hacernos ganar la copa. Me lo dijo su sonrisa cuando el referí pitó el final.

Daniel Jones

miércoles, 16 de junio de 2010

EL ESTADO , EL CAPITALISMO Y EL KIRCHNERISMO

Por Pomez, el 14 de Junio de 2010.


El Estado es capitalista por sí mismo. Nuestra sociedad está fundada por una relación económica que es la siguiente: hay dueños de medios de producción y hay quienes deben vender su fuerza de trabajo para subsistir. Esto conforma algo así como clases sociales, basadas en esta relación social que es desigual. Estas clases sociales al mismo tiempo determinan el acceso a otro tipo de recursos como el prestigio y la educación, que al mismo tiempo colaboran para aumentar aun más la desigualdad. Es un círculo virtuoso.

Es decir, hay un acceso a recursos de poder que se da de forma diferenciada. Pero todo esto es insuficiente para reproducirse sin la coerción, que en sistemas anteriores al capitalismo estaba también en manos directas de los dueños de los medios de producción. Con el capitalismo la coerción pasa a estar monopolizada por el Estado, que se convierte en un tercer actor en esta relación.

Ese Estado aparece diferenciado de la sociedad, es decir, objetivado a través de sus instituciones. Surge como algo neutral que administra para el bien general. En verdad, ese Estado lo que hace es garantizar esa relación social de dominación, porque garantiza que si no se cumple interviene con la fuerza que le da tener toda la coerción permitida y legítima en una sociedad. Además, el Estado cuenta con el Derecho para objetivarse aun más, para hacer de su accionar a favor de la dominación, una acción en apariencias equitativa.

De esta manera el Estado es capitalista. Y cualquier gobierno que lo esté también lo será. No por decisión propia, ya que su racionalidad es acotada, sino por una cuestión estructural del Estado que acciona bajo estos parámetros y reglas, garantizando ese status quo. Lo que garantiza no es directamente los intereses dominantes, sino una relación social que es de dominación y esto es importante. Lo que importa es que se mantenga esta relación social, por eso algunos gobiernos actúan en favor de los dominados, le ponen límite al capitalismo, acondicionan a la sociedad. Como los estados de bienestar. Cuando está en peligro esa relación social pueden surgir gobiernos más vinculados con demandas sociales. En ese sostén de la relación social es donde favorece los intereses dominantes.

¿Para qué toda esta explicación insoportable? Para tratar de responder de alguna manera aproximada acerca de un interrogante que atravesó al kirchnerismo desde sus comienzos: ¿actúa por conveniencia o por convencimiento? Entonces, desde esta visión podemos decir que lo que hizo fue simplemente seguir esa lógica histórica del Estado capitalista. Cuando la cosa se pone complicada, surgen estados que le ponen freno al ansia de acumulación de los sectores de poder para salvaguardar la relación social de dominación. En ese marco, podemos entender muchas de las medidas del kirchnerismo. Hay que decirlo: El kirchnerismo, por el propio andamiaje del Estado, salvaguardó la relación de dominación.

Y lo que vino también es tal cual la lógica: los sectores de poder concentrado sólo soportan este sistema por tiempos acotados, cuando pueden volver a apretar con todo para sacar el máximo provecho posible lo hacen sin dudarlo. Y acá está lo interesante del proceso. Porque de alguna manera cuando los sectores dominantes avanzaron, esa misma lógica dice que era momento de volver a instalar un nuevo sistema económico regido por los antiguos parámetros neoliberales, que se tuvieron que suspender por las condiciones sociales creadas por ese sistema. Pero el Gobierno resistió ante la potencia del avance, pudiendo sostener estas medidas absolutamente valorables.

Es cierto, seguimos en un sistema que es injusto en sus bases. Pero sabiendo cual es el escenario alternativo en estas condiciones, suficiente para ayudar a resistir sin resignarse a profundizar.

miércoles, 9 de junio de 2010

LOS CORRUPTOS VAN AL CIELO

Los otros dias el sindicato de empleados de estaciones de servicio soesgype hizo un acto en el congreso para entregar un proyecto de ley de venta minorista de hidrocarburos al titular de energia en la camara que es el diputado pino solanas
Me preguntaba por que estabamos alli , si la realidad es que los que deberian pelearla son la camaras empresarias , no los empleados que nada ibamos a obtener si se aprueba o no la venta minorista , la verdad es que el sindicato cargo 2 o 3 empleados de cada estacion en un micro y los llevo alli , por mas que preguntara a los compañeros nadie sabia por que iba , alli en el acto me di cuenta preguntando y conversando con la gente habia muchisima gente que nada tenia que ver con las estaciones de servicio , es mas a una señora mayor por ir alli le daban $50.00 y la comida , entonces levanto la vista y efectivamente habia muchisima gente que fue por los $50 y la comida
En realidad Carlos Acuña , el secretario general de soesgype , actual diputado provincial, lo mas rancio del peronismo de la zona sur, lo que quiere es hacer "carrera", es demostrarle a Duhalde que el convoca mucha gente
Tal vez somos un pueblo que solo le prestamos atencion al que es CORRUPTO, MENTIROSO Y LADRON
No parece muy raro que sean muchos los que prefieran a estos ?que estamos intelectualmente adormecidos ?que nos pasa que aplaudimos al exito de estos corruptos ?
Por que tantos copian las malas MAÑAS de los moyano, viviani, schmidt, calo, yasky, barrionuevo, daer, zanola, martinez, acuña, rodriguez, lezcano, etc..???
Por que nadie copian los valores de los Agustin Tosco, Rene Salamanca, Gregorio Flores o aunque sea las del perro santillan, maffei, de genaro, etc o los del gremio del subterraneo o de Kraft
O SOMOS SUICIDAS ?
Por que aplaudimos las contradicciones ? Que la Carrio gran defensora de los derechos humanos entrgo pibes en la dictadura , que Duhalde y Moyano eran buchones de la triple A , Ricardo Alfonsin al lado de los golpistas si se levanta Don Raul se vuelve a morir , que Anibal Fernandez cambia de estacion mejor que los conversores nuevos de tv , que Cobos cambia de ideologia y en cualquier momento se hace bolchevique , que Nestor Kirchner era menemista cuando era gobernador y mejor no pongo los intendentes del connurbano bonaerense por que me agarra arcadas ; pero que nos pasa ? que los seguimos votando? , un vecino de vte lopez me decia, por el intendente Garcia ; el chino roba pero hace !!

martes, 8 de junio de 2010

MARIANO MORENO Y EL CAPITALISMO DE ESTADO

Andrés Soliz Rada

La Revolución del 25 de mayo de 1810 tiene, como todo acontecimiento histórico, elementos estructurales y coyunturales • La profundidad y vigencia de la Revolución de mayo están marcadas por el “Plan de Operaciones”, escrito por Mariano Moreno entre el 17 de julio y el 30 de agosto de 1810, por encargo de la Primera Junta de Gobierno de Buenos Aires, en el que puso los cimientos del capitalismo de Estado para la América indo mestiza

Su genialidad hizo que precediera en 31 años a la clásica obra “Sistema Nacional de Economía Política”, de 1841, de Federico List, la cual demuestra que la emergencia de las grandes potencias, Inglaterra, la primera de ellas, se basó en el proteccionismo y no en el libre comercio, predicado por Adam Smith. El “Plan de Operaciones” fue escrito 59 años antes de la famosa carta de Marx a Engels, de 29 de noviembre de 1869, en la que advierte que la liberación de Irlanda del imperio británico no será obra del proletariado inglés, como se infería del “Manifiesto Comunista”, sino de la lucha de liberación nacional de los irlandeses. El “Plan de Operaciones” fue redactado 111 años antes que Lenin dejara establecido, en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista, de 1921, que la contradicción fundamental en las colonias y semicolonias opera entre naciones opresoras y naciones oprimidas. En estos últimos 200 años, ningún pueblo se ha zafado de la opresión colonial o imperialista o ha debilitado su sumisión sino a través de Estados nacionales que avanzaron en procesos liberadores. Así ocurrió en el México de Lázaro Cárdenas, en la Turquía de Kemal Ataturk, en la India de Mahatma Ghandi, en la Indonesia de Sukarno, en la China de Mao, en el Vietnam de Ho Chi Min, en la Yugoslavia de Tito, en la Cuba de Castro, en la Bolivia de Paz Estensoro, en la Argentina de Perón o en la Sudáfrica de Mandela. Los Estados nacionales se abrieron paso, principalmente en el viejo continente, enfrentando a fuerzas feudales que impedían su nacimiento. En las colonias y semicolonias, la lucha por similar objetivo enfrenta a imperialismos que ahogan sus esfuerzos. No es casual que Francis Fukuyama hubiera sostenido en “El Fin de la Historia”, que “la Teoría de la Dependencia es la gran enemiga a ser destruida”, ya que advierte que la consecuencia práctica de este planteamiento es la construcción de Estados nacionales, que impiden que la dominación colonialista se consolide [1].

El capitalismo de estado en el siglo XX

En el Siglo XX, el capitalismo de Estado fue utilizado como plataforma que buscaban construir el socialismo. Así sucedió, por ejemplo, con la Revolución rusa de 1917, con la Revolución china de 1949, con los gobiernos de Europa del Este, después de la Segunda Guerra Mundial, con la Revolución vietnamita, luego de la expulsión de los invasores norteamericanos y con la Revolución cubana de 1959. El fortalecimiento de Estados Nacionales y la meta socialista fueron bloqueados por EEUU y sus aliados estratégicos a través de invasiones e ingerencias. El Poder Mundial, al no encontrar otro camino para prolongar su existencia, prefiere distribuir el botín de las periferies antes que perder lo que tiene, incorporando nuevos socios, aunque sean después temibles y molestos competidores. Esto acontece ahora con China, Brasil, India y Rusia. Las contradicciones ínter imperialistas antagónicas desataron las dos guerras mundiales del Siglo pasado. De la primera, emergió la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la que compartió su triunfo con EEUU, Inglaterra y Francia, una vez que los aliados derrotaron al nazismo hitleriano y al imperio japonés, puntas de lanza del bloque adversario. Sin embargo, la URSS, asfixiada en lo económico por las potencias capitalistas, no pudo impedir que los países de Europa oriental se sometan a los capitales de Occidente. A su vez, la China continental se atrincheró en los últimos lustros en un férreo capitalismo de Estado, desde el que amenaza la hegemonía de EEUU.

Sin estados nacionales se retorna al colonialismo

La obsesión de las grandes potencias por destruir el capitalismo de Estado en los países atrasados se debe a que éstos, al carecer de burguesías nativas sólidas y de clases sociales estructuradas, sólo cuentan con sus Estados nacionales, por débiles que sean, para oponerse a la explotación que sufren. Si los Estados nacionales conforman bloques regionales, sus posibilidades defensivas se incrementan. A su vez, los pueblos que pierden sus Estados nacionales retroceden a la condición de colonias. La prédica metropolitana contra los Estados nacionales reitera que si los Estados nacionales se fortalecen se convierten en regímenes totalitarios, como lo fueron el nazismo alemán o el fascismo italiano. Esta impostura confunde el papel de Estados nacionales en países opresores y en países oprimidos. En el primer caso, los Estados nacionales son herramientas de dominación sobre pueblos empobrecidos y armas de confrontación geopolítica frente a otros Estados imperialistas. En el segundo, son instrumentos defensivos para detener el oprobio. Para la óptica de las metrópolis todo Estado nacional que no sea funcional a sus intereses está burocratizado y es corrupto y represor. Los países opresores tienen enormes diferencias entre si. Lo mismo sucede con los países marginados. Sin embargo, un país expoliado comienza a liberarse cuando retiene sus excedentes económicos y los reinvierte de manera soberana y planificada. En esta planificación deben participar los sectores representativos de la nación oprimida. Por otra parte, no es lo mismo expansión capitalista que desarrollo económico. Los países periféricos viven períodos de expansión capitalista, debido a economías de enclave no integradas al resto de su economía. Estas economías no logran articular los excedentes económicos a la defensa de la soberanía nacional y del fortalecimiento estatal. Cuando estos atributos se debilitan, los riesgos de amputaciones territoriales son frecuentes. La usurpación que sufre Argentina por la ocupación inglesa de las Malvinas y la asfixia que padece Bolivia por la pérdida de su litoral cautivo demuestran lo afirmado.

Otra forma de contener las demandas de las periferias reside en usar el concepto de democracia como valor eterno e inmutable. De esta manera, norteamericanos, ingleses y franceses habrían nacido con el signo indeleble de la democracia en sus frentes, lo que los convertiría en seres superiores, tolerantes y respetuosos de los derechos humanos. Así la democracia es despojada de contenido histórico, lo que permite silenciar que la democracia inglesa nació con la decapitación del Rey Carlos I, en 1649, como paso previo a la proclamación de la República, que devino después en monarquía parlamentaria. La democracia francesa emergió de la Revolución francesa de 1789 y la ejecución en la guillotina de Luís XVI. La sangrienta guerra civil de EEUU, de 1868, cimentó la democracia norteamericana, la que convivió después con políticas racistas.

La manipulación de la democracia acaba de ser denunciada por el Presidente Barak Obama, quien condenó a la Corte Suprema de EEUU por permitir que las corporaciones y empresas privadas aporten dinero sin límites a las campañas políticas de su país, mediante la contratación y manipulación de medios de comunicación masiva, a favor o en contra de candidatos (24-01-10). En los países semi coloniales, la construcción democrática y la autodeterminación nacional requieren avanzar en forma paralela, a fin de que la primera no sea instrumentada para bloquear a la segunda. Separar autodeterminación nacional de democracia ha sido y es el rentable negocio de los centros de poder mundial.

Desafío ético y estados nacionales

El surgimiento, desarrollo, expansión y extinción de Estados nacionales está ligado a ambiciones geopolíticas. La necesidad de encontrar aliados para oponerse a enemigos potenciales o vigentes es una constante. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, EEUU, convertida en potencia hegemónica, tuvo, como principal preocupación, detener a la URSS y su proyecto de socialismo burocrático. Lo anterior explica el por qué Washington aplicó el Plan Marshall, con el que impulsó la reconstrucción de fábricas, industrias, carreteras, puentes, redes ferroviarias, acueductos e infraestructura en salud y educación en Europa Occidental, a fin de cerrar el paso a partidos comunistas fuertes, como el francés y el italiano, que amenazaban con tomar el poder. En esta lógica, EEUU ha potenciado Estados nacionales con el propósito de contener las amenazas de la URSS y sus aliados. Esta situación explica la política de Occidente para facilitar la industrialización en Japón, Taiwán, Corea del Sur y Vietnam del Sur en las décadas de los cincuenta. Es también frecuente que los países imperialistas elijan a determinados países en diferentes continentes como bedeles de sus intereses económicos y geopolíticos. Este el papel de Israel en Medio Oriente y de Brasil y Chile en América del Sur de nuestros días.

El Poder Mundial, con su enorme versatilidad para alienar y distorsionar, usa en su beneficio el siguiente desafío ético: Si el sistema capitalista es la mayor lacra imaginable, ya que amenaza inclusive la existencia de la vida humana sobre la tierra, ¿cómo plantear el fortalecimiento del capitalismo de Estado en los países semi coloniales? Al adoptar esta posición, ¿no se está preservando la vigencia del capitalismo en general? Este punto de vista olvida que los clásicos del marxismo enseñaron que el imperialismo existe por que existen colonias y semicolonias. De acuerdo a la experiencia histórica, el capitalismo de Estado es el único camino que estas tienen para salir de la opresión. Esto explica el carácter progresista de las nacionalizaciones en los países atrasados y el por qué los clásicos sostenían que en caso de conflicto entre una potencia industrializada que se dice democrática y la dictadura de un país atrasado que recupera sus recursos, el deber de quienes se consideran revolucionarios es apoyar a este último. Cabe, sin embargo, matizar la anterior afirmación, ya que es innegable que la lucha por los derechos humanos es un avance de la humanidad en su conjunto y cuya violación en países atrasados o adelantados no puede ser observada con indiferencia, sin olvidar, no obstante, que la explotación colonial es la mayor vergüenza de la historia. Otra forma de alienación reside en sostener que defender a Estados nacionales en formación implica fomentar la destrucción planetaria, provocada por el imperialismo. Es verdad que todos los países deben contribuir a detener la contaminación ambiental, pero deben hacerlo en la proporción en que la causaron, en lugar de cargar los costos, de manera prioritaria, en las espaldas de los pueblos más débiles y necesitados. Sólo la constitución de Estados nacionales en los países atrasados y su articulación en bloques defensivos permitirá terminar con la dictadura del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el que un puñado de países poderosos define la paz o la guerra contra cualquier pueblo de la tierra de acuerdo a sus intereses y evitar que todos los organismos que la integran estén a su servicio.

Capitalismo de estado, obrerismo e indigenismo

Existe consenso en admitir que no sabemos cómo avanzar al socialismo, cuyos perfiles están lejos de hallarse precisados. Conocemos, en cambio, los caminos equivocados. Entre otros, las experiencias del estalinismo en Rusia o los genocidios “polpotianos” en Camboya. Al parecer, el tránsito al socialismo, lejos de seguir rutas uniformes, encontrará múltiples variables, de acuerdo a características nacionales, culturales y regionales diferentes. Si bien el común denominador de ese tránsito para los países sometidos es la recuperación del excedente, a partir de este punto corresponderá a cada Estado nacional encontrar las formas autogestionarias, cooperativas, comunitarias u otras que permitan el surgimiento de ideas y prácticas alternativas a un mundo que se desmorona. Esa misma experiencia demuestra que el centralismo estatal es un mecanismo de aplicación relativa, en cada coyuntura política. Si bien la presencia del Estado en la toma de decisiones sobre recursos estratégicos es permanente, entendiendo por recursos estratégicos aquellos que generan mayores ingresos a un país, su amplitud, tiempo de vigencia y coexistencia con la iniciativa privada dependerá de situaciones específicas y de la correlación de fuerzas internas y externas existentes en cada sociedad.

En décadas pasadas, el capitalismo de Estado ha sido seriamente debilitado en países periféricos por prédicas ultra izquierdistas, que postulaban la destrucción del Estado, mediante revoluciones proletarias inmediatas, las que sostenían que desnutridos trabajadores del África sub sahariana y obreros alemanes amenazados de infarto por el colesterol estaban unidos por el internacionalismo proletario y que, por tanto, tenían intereses comunes. No se quería advertir que en las semicolonias las clases sociales sufren de debilidad intrínseca y que la forma de cohesionarlas es a través de la defensa de sus recursos succionados por las metrópolis. El sostener que el socialismo y la dictadura del proletariado estaban a la vuelta de la esquina sirvió para que los pueblos oprimidos no adoptaran, como deberían hacerlo, medidas defensivas contra el capital financiero de las metrópolis. Las toneladas de libros y discursos solidarios de las grandes metrópolis con los “condenados de la tierra” no alcanzan a paliar los genocidios cotidianos que se siguen cometiendo sobre todo en el continente africano, donde el sabotaje a la consolidación estatal ha sido sistemático.

Organismos internacionales, transnacionales y ONG están, otra vez, horadando, desde dentro, los cimientos de Estados nacionales in constituidos. Ha resultado un excelente negocios para las grandes ONG, financiadas por potencias mundiales, paraísos financieros, transnacionales y organismos internacionales, hacer suyas llamativa consignas como las de “reciprocidad”, “redistribución de la riqueza”, “vivir bien en lugar de vivir mejor”, “equilibrio entre el ser humano y la naturaleza”, “control horizontal y vertical de pisos ecológicos”, “producción para el bien común”, “defensa y rescate de visiones cosmológicas ancestrales, idiomas, idiosincrasias y culturas aniquiladas por el capitalismo” y otras dignas del mayor encomio. Sin embargo, esa prédica, que no se aplica ni por asomo en los países más desarrollados, está desmantelando a Estados in constituidos en la periferia. Corresponde a los países pobres rescatar, defender e incorporar esos postulados, sin abandonar su lucha por la cohesión de sus formaciones nacionales, a fin de no ser astillados por los poderosos de siempre. La prédica ultra indigenista silencia las amenazas geopolíticas de los centros de poder mundial y las compras masivas de tierras en países periféricos. Carlos Marx ya advertía del riesgo de fomentar la creación de naciones inviables para cerrar el paso a las naciones viables. Para nosotros, la nación viable es la Patria Grande indo mestiza e indo americana, que debe emerger de la lucha de liberación nacional contra el imperialismo y de la erradicación del colonialismo interno, lo que implica el respeto y rescate de nuestras culturas.

La fábula del viejo tonto

Una forma sostenida de bloquear el advenimiento de una nueva sociedad reside en mostrar el carácter invencible de los países imperialistas. Frente a esa creencia, resulta oportuno actualizar, con nuestro propio enfoque, la fábula de la antigua China: “El viejo tonto que removió las montañas”, relatada por Mao Tse Tung: Cuenta la leyenda que un viejo tonto comenzó a construir su casa a los pies de una montaña. Vino el chino sabio y le dijo: “Con razón te dicen viejo tonto. ¿No te das cuenta que estás construyendo tu casa en un lugar en el que la montaña te impedirá recibir el sol de la mañana y que, en consecuencia, te morirás de frío”. El viejo tonto replicó que tenía muchos hijos, los que, a su vez, le darían muchos nietos, y que entre todos trabajarán diariamente con sus azadones para retirar la montaña y recibir el calor solar. Mao dice que debemos ser como el chino tonto, ya que al principio seremos pocos, pero que no dejaremos de crecer y que llegará el día en que entre todos removeremos la montaña del imperialismo para recibir el sol de la justicia y la libertad [2]. El relato adquiere hoy aún más vigencia, ya que todos los seres humanos, inclusive de países opresores, debemos aglutinar esfuerzos para impedir que la especie humana sea aniquilada por el capitalismo imperialista.

El capitalismo de Estado es, para los países pobres, una transición al socialismo, cuyos rasgos concretos no es posible precisar todavía por la alienación a la que nos someten los poderos del planeta. La montaña imperialista no nos deja ver el horizonte. El ensayista Alberto Buela ha explicado que no debemos concebir al Estado como una “sustancia ética”, a la manera del fascismo, ni como un “gendarme” a la manera del liberalismo, ni como la “máquina de opresión de una clase sobre otra”, como dice el marxismo congelado, sino como un “plexo” (o red) de relaciones [3]. Las premisas de Buela son valederas, pero su conclusión es elusiva. En indo América, el Estado es un espacio disputado por las transnacionales y pueblos empobrecidos que necesitan retener su excedente económico. Su cohesión defensiva encierra el secreto de su fortaleza. Su éxito depende de la acción coordinada de todos los sectores que conforman la nación oprimida. La hegemonía en esta alianza corresponderá al sector social que demuestre mayor consecuencia y decisión en las tareas de liberación nacional. Tal consecuencia y decisión pasa por el control del mercado interno con producción propia, la vertebración del país con carreteras, vías fluviales, aeropuertos y ferrocarriles, que respondan a una estrategia nacional de desarrollo y de defensa de su medio ambiente, sobre la base de añadir valor agregado a nuestras materias primas. La aplicación de estrategias regionales, sin ingerencia de transnacionales en la toma de decisiones determinantes, acelerará la consecución de los objetivos propuestos. Predicar que el tiempo de los recursos naturales ha pasado de moda, ya que ahora nos encontramos en la era del conocimiento, no deja de ser alienante y engañoso, ya que en tanto se la difunde, EEUU y sus aliados invaden Irak y Afganistán a fin de apropiarse de reservas petroleras, se preparan a incursionar en Irán y, con la participación de China, afianzan la opresión colonial, allí dónde no encuentran resistencia.

Mariano Moreno y el pensamiento endógeno

Los revolucionarios de la época de Mariano Moreno se inspiraron en los principios de libertad, igualdad y fraternidad de la Revolución francesa, difundidos por la “Enciclopedia”. En ese marco, la Universidad de “San Francisco Xavier”, en Chuquisaca, se hizo famosa no sólo por impartir dogmáticas enseñanzas teológicas, sino también por haberse convertido, gracias al contrabando de libros prohibidos, en faro de rebeldía. Las nuevas corrientes de pensamiento nutrieron las mentes de tres de las más connotadas figuras de la Revolución de mayo de 1810, que estudiaron en sus aulas: Mariano Moreno, Juan José Castelli y Bernardo Monteagudo. La figura de Moreno se adhiere aún más al Alto Perú al contraer matrimonio con la adolescente chuquisaqueña María Guadalupe Cuenca, de sólo 14 años. De esa unión nació Marianito Moreno Cuenca. En Mariano Moreno resalta, en primer lugar, su capacidad de pensar con cabeza propia, lo que no varía por su admiración a Rousseau y los enciclopedistas, de los que tomará sólo lo que conviene al proceso revolucionario. Esta característica de Moreno, a quien la oligarquía portuaria de Buenos Aires calificó con desdén de “El sabiecito del sur”, es remarcada por Norberto Galasso con estas palabras: “Moreno lee diversos autores pero no se adscribe totalmente a ninguno. Con Rousseau se convierte en un verdadero revolucionario, en un jacobino… pero con la exacta comprensión de la sociedad en que vive… Lee a Montesquieu, pero con agudo realismo político se da cuenta que la división de poderes no puede existir cuando se está creando una nueva sociedad y los enemigos acechan” [4]. En consecuencia, la división de poderes es una meta a conquistar y no un dogma intemporal. Cuando su conciencia y su capacidad analítica lo determinan, abandona la representación de los hacendados y se convierte en el mejor referente del proteccionismo que es posible imaginar. En septiembre de 1810, escribe en “La Gazeta”: “Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos y no deben fiarse sino de sí mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse… miremos sus consejos con la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas en medio del embelesamiento que les había producido los chiches y abalorios”. Advierte que el planteamiento de problemas confesionales puede servir en esos momentos sólo para dividir a las fuerzas revolucionarias. Por eso, al traducir “El Contrato Social”, omite el capítulo titulado “Sobre la religión civil”. En ese marco, relativiza la libertad de prensa y cree legítimo abrir la correspondencia de los presuntos enemigos de la revolución. En consecuencia, “es un político revolucionario, jacobino, astuto y maquiavélico” [5]. Su pragmatismo se hace más patente aún cuando en el “Plan de Operaciones” aconseja provocar enfrentamientos entre los gobiernos de Londres y Lisboa. Tiene plena conciencia de “la vergonzosa esclavitud a la que Inglaterra somete a Portugal”. Sin embargo, sostiene que la correlación de fuerzas obliga a la Junta de Buenos Aires a buscar apoyo de Inglaterra, fomentar la revolución en el resto de las colonias y poner en marcha un programa económico nacionalista, con crecimiento autónomo, a salvo de todo vasallaje. Considera que el único reaseguro frente a la política balcanizadota de los grandes imperios es la unidad de la América morena, cuyas perspectivas son ilimitadas. Estas sus palabras: “El genio americano obrará prodigios en toda la América… lo que se traducirá en la construcción de un Estado respetable que, libre de riesgos y temores, podrá reglar una constitución que haga la felicidad del país y el honor de la humanidad…” Añade con prístina claridad: “Reparad en la gran importancia de la unidad estrechísima de todas las provincias de este continente; unidas impondrán respeto al poder más pujante; divididas pueden ser la presa de la ambición”. Lo expuesto, debería coadyuvar a construir “un continente laborioso, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesita para la conservación de sus habitantes, no hablando de aquellas manufacturas que siendo como un vicio corrompido, son de un lujo excesivo e inútil, que deben evitarse porque son extranjeras y se venden a más oro de lo que pesan” [6].

Su nacionalismo, impregnado del ideal de la Patria Grande, hace que salude con júbilo a la Junta Patriótica formada en Chile, el 18 de septiembre de 1810, así como a la Revolución de Cochabamba, del 24 de septiembre del mismo año, la que, a su juicio, impide que la gesta libertaria sea vista como un movimiento centrado sólo en Buenos Aires. Estas sus expresiones: “Por muy puras que sean nuestras intenciones sería peligroso que la libertad de América fuese sólo una obra nuestra. Semejante circunstancia podría conducir a un verdadero despotismo y los pueblos del Perú no habrían adelantado viendo opresores porteños en lugar de los opresores europeos. El glorioso movimiento de Cochabamba opone dique a tan fatal determinación y los patriotas cochabambinos, equilibrando nuestro mérito, equilibrarán nuestro influjo y siempre firmes en la energía que ahora han desplegado, serán un seguro apoyo de la libertad de todos los pueblos”. En el “Plan de Operaciones” plantea un detallado proyecto de subversión en la Banda Oriental del Río de la Plata y en Río Grande do Sul.

Estos antecedentes hacen que Miguel Benítez afirme: “El Plan de Operaciones proponía desde el vamos la construcción de una gran Nación -toda la América Española, desde el sur del Río Mississippi hasta el cabo de Hornos (tomando la base real de los casi mil años del Incario, y la cultura común de la mayoría de los pueblos americanos), con la inclusión de Brasil, previa revolución por levantamiento de sus esclavos y sus revolucionarios americanistas- poderoso, moderno, industrial, con la tierra repartida entre todos sus habitantes, con la explícita dignificación de las masas indias y negras” [7]

Indigenas, mitayos y el “plan de operaciones”

La situación de indígenas y mitayos obsesiona a Mariano Moreno. En disertación en la Universidad de Chuquisaca, el 3 de agosto de 1802, luego de su visita a Potosí, dice: “Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir a unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con la opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas” [8]. Declaraba estar en deuda con Victorián de Villaba, el “Protector de Naturales” en la Audiencia de Charcas, quien, en 1793, escribió su célebre “Discurso sobre la mita de Potosí”, lo que lo llevó a enfrentar a los azogueros (nombre con el que se conocía a los empresarios mineros de la época) y al intendente Francisco de Paula Sanz. Villaba había calificado a la mita de “peste perniciosa para los indios”, en tanto que Paula Sanz, afirmó que “la mita, al enriquecer material y espiritualmente al indígena, generaba una acción benéfica favorable a la civilización y sus vasallos”. El archivista boliviano Gunnar Mendoza sostuvo, con pleno fundamento, que el coloniaje español en el Perú era como un edificio levantado sobre cadáveres de indios aplastados [9]. El historiador argentino Ricardo Levene, quien puso de relieve la importancia fundamental de Mariano Moreno en la Revolución de Mayo, puntualiza que la mita “permitía tratar a los indios como meras máquinas de trabajo, hasta el punto de esclavizarlos impunemente” [10]

La vigencia de la mita había provocado la muerte de ocho millones de indios en Potosí, en los tres primeros siglos de coloniaje [11] El perspicaz Gabriel René Moreno indica que “los mitayos eran conducidos a la muerte, pero sin dejar de escuchar misa los domingos” [12] J. A. Cole y P. Bakewell, pese a su empeño por justificar la mita, admiten que las cuotas de mineral exigidas a los mitayos eran tan altas que se vieron obligados a incorporar al trabajo a sus familias (esposa e hijos) [13] . En momentos de redactar el “Plan de Operaciones”, alrededor de 15.000 indios trabajaban como mitayos, “los que eran reemplazados a medida que morían en el fondo de las minas” [14]. La posición frente a la mita separa los campos ideológicos y políticos en la colonia. Quienes la respaldan apoyan también, directa o indirectamente, a azogueros, encomenderos, explotadores de yanaconas, caciques y curacas (aborígenes, encargados de reclutar y trasladar mitayos), párrocos y curas, que tenían indios a su servicio. Entre 1811 y 1813, el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata abolió los tributos indígenas y declaró extinguida la mita, la encomienda, el yanaconazgo y los servicios personales de los indios. Manuel Belgrano, en bando de 29 de junio de 1813, determinó, de manera expresa, la abolición del trabajo forzado de la mita. Un año antes, el 13 de noviembre de 1812, las Cortes de Cádiz habían decretado similar medida. En 1832, durante el gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz (siete años después de declarada la independencia de Bolivia), los azogueros pidieron la reposición de la mita [15] La solicitud demuestra que los hacendados criollos continuaban considerándose dueños del poder económico y político, el que lo perdieron sólo con la Revolución del 9 de abril de 1952.

Lejos de cualquier rasgo de porteñismo prepotente, Mariano Moreno, luego de retornar de Chuquisaca, se tornó en la figura clave de la Revolución de mayo. Ello se debió a la consistencia que demostró en los debates internos de la Junta de Gobierno, en los que valoró, en toda su dimensión, la tragedia de quechuas y aymaras. No es casual que en ese convulsionado período hubiera trascrito en el periódico que dirigía (“La Gazeta”) estas palabras del abate Raynal, en las que advertía a los indígenas sobre la crueldad de los holandeses: “Huid desdichados hotentotes (pueblo aborigen del Sur Oeste africano). Huid. Sepultaos en vuestros bosques. Las bestias feroces que los habitan son menos terribles que los monstruos cuyo imperio os amenaza. Ellos dispersarán vuestras cabañas, se apoderarán de vuestros ganados, corromperán a vuestras mujeres, seducirán a vuestras hijas… No os canséis con reclamaciones de justicia, que se burlan; vuestras flechas son las únicas que harán respetar vuestros derechos” [16]

El “plan de operaciones” y el alto peru

Al producirse la Revolución de mayo, Mariano Moreno se angustia por la falta de una burguesía nacional capaz de consumar una revolución nacional, como las que tuvieron lugar en Inglaterra o Francia. Esa carencia no permitía imponer autoridad y gobernar con eficacia en inmensos territorios, incomunicados entre si, carentes de mercado interno, con rivalidades aldeanas, en un medio social plagado de supersticiones y bajo nivel educativo. La posibilidad de ayuda externa era inexistente, ya que todas las potencias extranjeras estaban ávidas por reemplazar a España en el saqueo colonial de la región. En consecuencia, la única posibilidad residía en encontrar los recursos indispensables dentro del territorio, mediante un Estado empresario que sustituya a la inexistente burguesía propia. Para logar este propósito, había que desarrollar un Estado centralista y planificador, que cohesione a las regiones dispersas y desarrolle vínculos solidarios de comunidad y proyectos de interés compartido. A fin de conseguir este objetivo, el “Plan de Operaciones” plantea confiscar recursos a 5.000 ó 6000 mineros, lo que permitirá recaudar entre 500 a 600 millones de pesos, la mitad de los cuales debía ser destinada a gastos militares, en tanto que el saldo serviría para instalar fábricas, artes e ingenios, desarrollar la agricultura y la navegación. Admite que la medida afectará a 5.000 ó 6.000 personas, las que podrían ser indemnizadas después de desarrollarse el país.

Si se considera que en ese momento había alrededor de 15.000 mitayos en Potosí, se deducirá la viabilidad de la propuesta. Como complemento, el “Plan” propone aplicar la pena de muerte a cualquier particular que trabaje minas de oro y plata por un término de diez años. Establece que los dueños de minas vendan al Estado todos sus instrumentos de trabajo, repuestos y utensilios, para lo cual se realizará una tasación justa. A partir de allí, el Estado impulsará “la creación de casas de ingenios, creando todas las oficinas que sean necesarias, como laboratorios, casas de moneda… proveyéndolas de buenos ingenieros, trabajadores, directores, etc.”. Prevé, asimismo, organizar comisiones técnicas para detectar nuevos yacimientos de minerales. Estima que en alrededor de cuatro años se contarán con nuevos establecimientos mineros. Determina que los europeos que viven en las colonias no puedan emigrar llevándose “gruesos caudales” o exportarlos por otros conductos. Los decomisos incluían el dinero procedente de ventas de fincas y establecimientos agropecuarios. Su idea central era retener los excedentes económicos y como esos eran generados de manera prioritaria por la minería, su preocupación se orienta en esa dirección.

Considera conveniente rebajar, en un 15 a 20 %, la ley que respalda la moneda, a fin de conseguir dinero de libre disponibilidad [17]. El Primer Secretario del Tesoro del gobierno de EEUU, Alexander Hamilton, adoptó similar medida, con lo que coadyuvó a estructurar un Estado proteccionista e industrialista, que permitió a su naciente país controlar el mercado interno y manejar una Banca estatal independiente de los intereses británicos. Las ideas de Moreno conllevan la prohibición de importaciones suntuarias, ya que los países poderosos “llegan vendiendo y terminan mandando”. (“LA GAZETA”, 16-09-1810). Las riquezas acumuladas en manos privadas debían tener límites. “Las fortunas agigantadas en pocos individuos… no sólo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil, mostrándose como una reunión de aguas estancadas que no ofrecen otras producciones sino por el terreno que ocupan, pero si corriendo rápidamente su curso bañan todas las partes de una a otra, no habría un solo individuo que no las disfrutase” [18].

Juan Jose Castelli y Juan Manuel Caceres

A juicio de Mariano Moreno, la Revolución de mayo sólo podía triunfar en el marco de la Patria Grande y de la liberación de los indígenas. Ambas líneas de pensamiento marcan la enorme influencia que ejerció sobre las figuras más destacas del proceso liberador. Al finalizar 1810, el ideólogo del “Plan” quedó en minoría en la Junta de Gobierno, controlada, a partir de entonces, por el sector conciliador de Cornelio Saavedra. La rapidez con que se precipitaron los acontecimientos, impidió que los caudillos del interior tomaran conciencia inmediata de los intereses en juego. Moreno fue envenenado el 4 de marzo de 1811, por el capitán de la goleta inglesa “Fame”, que lo trasladaba a Londres, en misión diplomática, según denunció su hermano Manuel. Su cuerpo fue arrojado al mar, envuelto en una bandera británica [19] Su radicalismo jacobino fue compartido por Juan José Castelli, la otra gran figura de la Primera Junta, a quien ordenó fusilar al virrey Santiago Liniers. Las historias oficiales han ignorado la alianza, durante la presencia del Primer Ejército Auxiliar Argentino en el Alto Perú (nosotros preferimos llamarlo el Primer Ejército Libertario de las Provincias Unidas del Río de la Plata) entre Juan José Castelli y el líder aymara, de origen mestizo, Juan Manuel Cáceres. En los inicios de su vida pública, Cáceres tuvo una posición equivocada, ya que, en 1781, combatió la sublevación de Tupaj Katari. Sin embargo, años después se reivindicó a plenitud. Cáceres había sido educado por los jesuitas, lo que le permitió conocer el latín. Su actuación de 1781, le valió ser designado Teniente Capitán de Dragones en Pacajes (provincia del departamento de La Paz) y escribano público en la localidad de Caquiaviri, razón por la que conoció a fondo la maquinaria política y administrativa de la Colonia.

Participó en primera línea en la Revolución paceña del 16 de julio de 1809, de la que fue su escribano. Seis meses más tarde, Pedro Domingo Murillo, junto a otros ocho protomártires, fue ahorcado en la Plaza que hoy lleva su nombre. Antes de su ejecución, Murillo lanzó su grito imperecedero: “Yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la apagará”. Valentín Abecia Baldivieso demostró que Murillo se recibió de abogado en 1806, en la Universidad de San Francisco Xavier [20], en la misma época en que lo hicieron Moreno, Castelli y Monteagudo. A partir de la Revolución de Julio, Cáceres lideró los movimientos independentistas en Pacajes y otros pueblos aymaras. El brigadier José Manuel de Goyeneche, quien ejecutó a los protomártires, puso precio a su cabeza, y el Obispo de La Paz, Remigio La Santa y Ortega, lo excomulgó. Fue conocido en el mundo andino como “el oráculo de los indios” y “General Restaurador de los Indios del Perú”. Redactó un “Plan de Reivindicaciones” de mitayos y labriegos, a quienes soliviantó en Oruro y Chuquisaca. Apresado por el Ejército realista, fue liberado por Castelli, a quien escoltó de La Plata a La Paz [21]. Cáceres estuvo junto a Castelli el 25 de mayo de 1811 (primer aniversario de la Revolución de Buenos Aires), cuando el revolucionario porteño emitió una proclama en la que da por concluida la mita y la servidumbre indígena y anuncia la devolución de la tierra a los pueblos andinos. En la oportunidad, hizo saber que los indios tendrían cuatro representantes en el Congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que la Junta de Buenos Aires había convocado [22]. El dato es relevante si se considera que ningún indígena y sólo un jefe guerrillero (José Miguel Lanza) participó en la Asamblea Constituyente que fundó Bolivia (6 de agosto de 1825), la que fue copada por azogueros, terratenientes, abogados y grandes comerciantes.

Castelli estructuró una alianza entre los seguidores jacobinos de Mariano Moreno, jefes guerrilleros mestizos y criollos e indígenas. En informe de su ingreso al Alto Perú dice: “Sin que nadie les mandase, los indios de todos los pueblos, con sus caciques y alcaldes, han salido a encontrarme y acompañarme, haciendo sus primeros cumplidos del modo más expresivo y complaciente, hasta el extremo de hincarse de rodillas, juntar las manos y elevar los ojos, como en acción de bendecir al cielo”. La tragedia que significó la mita explica esas manifestaciones de júbilo y esperanza. El 5 de febrero de 1811, Castelli difundió una histórica proclama, leída en lenguas originarias. Su parte sustancial destaca: “Yo me intereso por vuestra felicidad no sólo por carácter, sino también por sistema, por nacimiento y por religión… Es tiempo de que penséis por vosotros mismos, desconfiando de las falsas y seductivas esperanzas con que creen asegurar vuestra servidumbre. ¿No es verdad que siempre habéis sido mirados como esclavos y tratados con el mayor ultraje, sin más derecho que la fuerza ni más crimen que habitar en vuestra Patria? (Estas palabras de Castelli se asemejan a las que pronunció Mariano Moreno en Chuquisaca, el 3 de agosto de 1802, cuando decía que “Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir a unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con la opulencia”). La Junta de la capital, añadió Castelli, os mirará siempre como a hermanos y os considerará como iguales… jamás dudéis que mi principal objetivo es libertaros de la opresión, mejorar vuestra suerte, adelantar vuestros recursos, desterrar lejos de vosotros la miseria, y haceros felices en vuestra patria” [24].

El historiador Arze Aguirre cae en la incoherencia al sostener, sin la menor prueba, que la política “filo indigenista” (de Castelli) no obedecía a “una convicción auténtica de liberación india; obedecía, por el contrario, a las ventajas políticas impuestas por la misma situación del momento…”. Las convicciones jacobinas de Moreno, Castelli y Monteagudo no tienen importancia para este contradictorio investigador, que añade que el Comandante del Ejército libertario, “estimuló la conciencia popular con fingidas declaraciones, proclamando a cada paso que el indio es igual a cualquier otro nacional y que es acreedor a cualquier destino y empleo”. Suincoherencia se hace aún más notoria al citar sus coincidencias con el historiador británico John Lynch, quien señala: “Era fácil para los agentes de Buenos Aires proclamar la emancipación india en un país que no era el suyo, pero sin el acuerdo de los criollos locales, esta política no tenía sentido. Los más poderosos grupos sociales en el Alto Perú reaccionaron violentamente ante la política india de los ejércitos auxiliares. Los propietarios de las minas creían que la liberación de los indios y en particular la supresión de la mita, amenazaba a su predominio social y sus perspectivas económicas. Se unieron a la contrarrevolución con armas y dinero. Los propietarios rurales también aborrecían el igualitarismo mostrado hacia los indios, mestizos y mulatos y se resentían de la amenaza a su reserva de mano de obra”… Sus palabras culminan con esta expresión: “… a los ojos de los habitantes del Alto Perú, la primera expedición no les trajo nada y se llevó su plata” [25]. La defensa que hacen Lynch y Arze de la mita es vergonzosa. La actitud de Lynch es comprensible, en cambio la de Arze, quien, con otra valoración crítica, introdujo en su texto juicios de Villaba, de Gunnar Mendoza y Mariano Moreno, en los que se califica a la mita de “peste perniciosa para los indios”, se denunciaba que el edificio colonial tuvo por cimientos a indios aplastados, para luego reiterar que el único delito de estos residía en haber nacido en tierras provistas de recursos mineros. Arze Aguirre y Lynch terminan lamentando que los recursos de la Casa de la Moneda de Potosí no se hubieran quedado para beneficiar a los Ejércitos del retrógrado Fernando VII. Lo evidente es que los explotadores del trabajo indígena sabotearon a Castelli, le negaron recursos y armas para enfrentar a Goyeneche y precipitaron la derrota patriota en la batalla de Guaqui, de 20 de junio de 1811, la que tuvo consecuencias de largo plazo, ya que prolongó el enfrentamiento con el absolutismo hispano en los siguientes catorce años.

Cáceres, a su vez, demostró enorme capacidad política al formar un frente único de defensa de la Patria con indios, criollos y mestizos. El “oráculo de los indios” bajaba de las montañas cuando retornaban los ejércitos libertarios. Ello ocurrió hasta 1814, año, a partir del cual, dice Arze Aguirre, se pierde su rastro. Castelli murió en Buenos Aires en 1811, “execrado por el latifundismo encomendero, “pero reverenciado por las masas campesinas del altiplano y los valles, a las cuales había reafirmado en la esperanza dormida desde 1781, que Cáceres despertó” [26]

La alianza entre jacobinos, mestizos, quechuas y aymaras fue destacada en sus memorias por el general Joaquín de la Pezuela, sucesor de Goyeneche, quien derrotó a Belgrano y Rondeau, antes de ser designado Virrey del Perú, con estas palabras: “… los pocos indios que hasta entonces se habían mantenido refugiados en las alturas para no tomar parte (en los combates), bajaron a sus pueblos y nos declararon enemigos, así como un considerable número de cholos y mestizos… hasta entonces indecisos…Los indios aborrecían al soldado, al oficial, y todo lo que era del Rey, por el contrario servían de balde con sus personas y víveres a los de Buenos Aires… Les servían fielmente de espías, y sabían la posición y movimientos del ejército del Rey al momento de ejecutarlos, y, por el contrario, este nada sabía de los enemigos porque no había un indio que quisiese servirle de espía a ningún precio…”. [27]. La alianza de los criollos azogueros y latifundistas con oligarcas pro británicos de Buenos Aires quebró el frente indo-mestizo, que debió fortalecerse con la visión de Castelli y Cáceres y de guerrilleros como Vicente Camargo, los esposos Padilla, Ignacio Warnes, Esteban Arce, Juan Antonio Alvarez de Arenales (español, identificado con la causa libertaria), Idelfonso de las Muñecas y José Miguel Lanza. Arze Aguirre se sorprende por la coordinación militar, surgida luego del repliegue de los Ejércitos de Buenos Aires, entre Esteban Arze y Juan Manuel Cáceres, quienes, con visión de Patria Grande, pudieron, si las contiendas armadas les hubieran sido favorables, soldar la falla geológica con que se fundó Bolivia, al excluir a la totalidad de su población indo mestiza.

Monteagudo, Belgrano, San Martin y Artigas

Bernardo Monteagudo es otra de las grandes figuras de la gesta libertaria, cuya actuación está inspirada en el “Plan de Operaciones”. Es el autor del “Diálogo entre Atahuallpa y Fernando VII”, al que Barnadas considera “uno de los textos independentistas más contundentes de Charcas”. Añade que después del “levantamiento” de la Plata (“golpe de Estado”, lo denomina Fellman), del 25 de mayo de 1809, en el que los Oidores depusieron al Presidente de la Audiencia de Charcas, Ramón García Pizarro, Monteagudo fue víctima de “su propio radicalismo, que lo relegó a segunda fila” [28]. Estas palabras encierran el mayor elogio a Monteagudo, quien, al oponerse a la mita, no tenía nada en común con la casta encomendera, cuyos representantes tomaron la dirección de esos acontecimientos. Monteagudo puso en contacto a Castelli con los jacobinos de Charcas y con Cáceres, gracias a cuyas relaciones pudo romper el cerco del latifundismo criollo. Castelli, su secretario Monteagudo y Cáceres compartían la idea de liberar a los indios, recalca Fellman [29]

Monteagudo fue Ministro de Guerra y Marina, de Gobierno y Relaciones Exteriores en el gobierno de San Martín, en el Perú. En 1823, fue asesinado en Lima. Había concebido “el Plan de Federación general de los Estados hispanoamericanos, que era el anhelo central de los patriotas del continente”. Pertenece a su persona este concepto inapelable: “Yo no renuncio a la esperanza de servir a mi país, que es toda la extensión de América” [30]. Barnadas sostiene que, “paradójicamente, este doctrinario jacobino fue partidario de la monarquía para el Perú” [31]. Los seguidores de Moreno plantearon la coronación de un monarca indígena. Con esta medida, pretendían garantizar el respaldo y participación de los pueblos pre colombinos en el proceso liberador. Estimaban que se trataba de una respuesta a la intención de Bernardino Rivadavia de coronar a un pariente de Fernando VII. Monteagudo y Belgrano pensaban que la iniciativa podía neutralizar a la Santa Alianza (Austria, Rusia y Prusia) que preparaba, junto el absolutismo hispano, el envío de tropas a indo América, a fin de impedir el establecimiento de regímenes republicanos. El autor del “Diálogo entre Atahuallpa y Fernando VII” consideraba que, en esas circunstancias, la monarquía de una personalidad, como la de Dionisio Inca Yupanqui, por ejemplo, quien conmovió a las Cortes de Cadiz, el 16 de diciembre de 1810, con su frase histórica: “Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”, sería un factor de cohesión regional frente a la dispersión que amenazaba sobrevenir, como realmente ocurrió, después de la independencia de España. No debería olvidarse, por otra parte, que la monarquía de los Braganza, con sus luces y sombras, impidió que la atomización astillara al Brasil, como ocurrió con la América morena. Sin embargo, el enorme desprecio por los indios de los comerciantes y ganaderos de Buenos Aires hizo inviable el proyecto.

Corresponde a Manuel Belgrano la idea de coronar a un rey incaico. En 1812, se hizo cargo del Segundo Ejército libertario enviado por Buenos Aires. Llegó a Potosí en junio de 1813. En tanto el criollismo latifundista y parte de los mestizos potosinos le dieron la espalda, los indígenas lo recibieron de manera triunfal. “El recuerdo de Castelli, el iluminado jacobino, dice Fellman, había modificado la alineación de las clases sociales alto peruanas”. Luego de sus victorias militares en Salta y Tucumán, fue derrotado en Vilcapugio y Ayohuma. En su repliegue hasta la localidad potosina de Macha, reorganizó su ejército con el apoyo logístico de los quechuas, a quienes les pidió ocupar sus tierras de la Provincia Chayanta. La violenta oposición del latifundismo criollo neutralizó esa intención, así como la incorporación de indios armados a sus filas. Para contrarrestar esta arremetida, Belgrano, al igual que Castelli y Monteagudo, se rodeó de guerrilleros mestizos y criollos [32]

El “Plan de Operaciones” fue aplicado por San Martín durante la preparación en Mendoza, entre 1814 y 1815, de la gesta libertaria de Chile y Perú. “Ante la carencia de recursos económicos, echa mano a la plata extraída de Potosí, en la retirada de Belgrano, para pagar a los oficiales y a la tropa, a fin de acallar el descontento”. Recuérdese que Mariano Moreno propuso confiscar los recursos de los mineros altoperuanos para desarrollar al país y continuar con la tarea emancipadora. Su conducta fue censurada por la oligarquía de Buenos Aires [33] (GALASSO: “San Martín”. PAG. 113). San Martín fue el primero en dar a los esclavos manumitidos condiciones de vida privilegiadas respecto al resto de la tropa y no vaciló en fusilar a dos desertores. El general Juan Domingo Perón escribió sobre el particular lo siguiente: “El Ejército de Los Andes fue creado de la nada. Fue necesario fabricarlo todo y para ello, dentro de la falta absoluta de medios. Sin embargo, San Martín, con su talento múltiple, montó fábricas, formó depósitos, capacitó operarios y fabricó desde la canana y el mandil modesto, hasta el propio afuste del cañón” [34]

La consecuencia de San Martín con la “Patria Grande” fue cotidiana y profunda. El contingente militar que comanda para liberar a Chile no se llamó Ejército argentino sino Ejército de los Andes. Los oficiales y soldados argentinos y chilenos que marcharon a sus órdenes no enarbolaban banderas argentinas, sino la enseña de las Provincias Unidas del Río de la Plata, como lo hicieran Castelli, Monteagudo y Belgrano en el Alto Perú. El proyecto de Constitución que presentó San Martín al congreso del Perú indica: “Son ciudadanos del Perú todos los nacidos en América”, en tanto que en la reunión con Bolívar, realizada en Guayaqui, el 22 de julio de 1822, la primera gran coincidencia de los libertadores fue la construcción de una nación de grandes Repúblicas.

La esencia del “Plan de Operaciones” está presente con inusitada fuerza en José Artigas, durante su campaña en la Banda Oriental de Río de la Plata, en la que también dio trato igualitario y digno a negros, indios y gauchos. Sobre el particular, Galasso anota: “Mientras Artigas constituye la más consecuente prosecución y ahondamiento del proyecto morenista, (incorporando las masas a la revolución, propiciando la entrega de tierras, federalismo y defensa de la producción local), los descendientes de Moreno (en el gobierno de Buenos Aires –ASR–), presos del elitismo, no lo reconocen como tal”. [35] Artigas pasa de las palabras a los hechos al distribuir tierras a los guaraníes, con lo que rompió las relaciones de producción latifundistas y logró asentar población en la frontera amenazada por los portugueses. Combatieron a su lado, con singular denuedo, los indios misioneros del Uruguay [36] Su influencia se extendió a Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Córdoba, provincias que lo proclamaron “Protector de los Pueblos Libres”. Artigas fue simultáneamente combatido por godos, portugueses, oligarcas y ganaderos de Buenos Aires. “The Cambridge Modern History”, editada en 1949 (y así lo continúa haciendo en ediciones futuras), califica a Artigas de “jefe de contrabandistas, bandido y degollador” [37]. Los colonialistas ingleses no se equivocan al juzgar a los héroes de nuestra historia.

El “plan de operaciones” y la revolucion paraguaya

El modelo endógeno paraguayo (1814-1870), es el ejemplo más contundente, en el Siglo XIX, de las potencialidades del “Plan de Operaciones”. Gaspar Rodríguez de Francia, quien brindó refugio a Artigas, había instaurado un Estado paternalista, capaz de cumplir las tareas de una burguesía nacional inexistente. Esta situación impidió que el país cayera en manos del librecambismo y facilitó un desarrollo económico sostenido e independiente. A la muerte del gobernante, en 1840, dice Eduardo Galeano, “Paraguay era el único país de América Latina que no tenía mendigos, hambrientos ni ladrones… El agente norteamericano Hopkins informaba a Washington, en 1845, que en Paraguay “no hay niño que no sepa leer y escribir. Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López continuaron y revitalizaron la tarea”. En los años siguientes, “Paraguay ya contaba con una línea de telégrafos, un ferrocarril y una buena cantidad de fábricas de materiales de construcción, tejidos, lienzos, ponchos, papel y tinta, loza y pólvora. Doscientos técnicos extranjeros, muy bien pagados por el Estado, prestaban su colaboración decisiva. Desde 1850, la fundición de Ibycui fabricaba cañones, morteros y balas de todos los calibres; en el arsenal de Asunción se producían cañones de bronce, obuses y balas. La siderurgia nacional, como todas las demás actividades económicas, estaba en manos del Estado. El país contaba con una flota mercante nacional, y varios de los buques que ostentaban el pabellón paraguayo a lo largo del Paraná o a través del Atlántico y del Mediterránea habían sido construidos en el astillero de Asunción. El Estado virtualmente monopolizaba el comercio exterior, la yerba y el tabaco abastecían el consumo del sur del continente y las maderas valiosas se exportaban a Europa. La balanza comercial arrojaba un gran superávit. Paraguay tenía una moneda fuerte y estable, y disponía de suficiente riqueza para realizar enormes inversiones públicas sin recurrir al capital extranjero. El país no debía ni un centavo al exterior, pese a lo cual estaba en condiciones de mantener el mejor ejército de América del Sur, contratar técnicos ingleses que se ponían al servicio del país y enviar a jóvenes universitarios a perfeccionar sus estudios… La esponja imperialista no absorbía la riqueza que el país producía. El 98 % del territorio paraguayo era de propiedad pública… El Estado practicaba un celoso proteccionismo sobre la industria nacional y el mercado interno”. … Como era obvio, Inglaterra no podía tolerar semejante ejemplo. “En abril de 1865, el diario inglés The Standard, que se publicaba en Buenos Aires, sostenía que “Paraguay había infringido todos los usos de las naciones civilizadas”. “La invasión (de Argentina, Brasil y Uruguay –ASR–) fue financiada, de principio a fin, por el Banco de Londres, la casa Baring Brothers y la banca Rothschild, mediante empréstitos leoninos que hipotecaron la suerte de los países vencedores”. “La prensa de Buenos Aires llamaba “Atila de América” al presidente paraguayo López: “Hay que matarlo como a un reptil”, clamaban los editoriales. El ejército paraguayo resistió la embestida con increíble heroísmo, pero al término de la misma el desarrollo industrial autónomo del Paraguay había sido reducido a cenizas. Casi toda la población masculina había sido exterminada” [38] Cuán diferente hubiera sido la suerte de Paraguay si la corriente de Mariano Moreno se mantenía al frente del gobierno de Buenos Aires.

Bolivia y el plan de operaciones

Los intentos realizados en Bolivia por contener la explotación foránea han estado inspirados en la filosofía del “Plan de Operaciones”. El Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana (1829-1839), cuyo ideal de Patria Grande lo llevó a plantear la Confederación Perú-Boliviana, determinó que los empleados públicos acudan a sus labores con trajes confeccionados con tela nacional. Manuel Isidoro Belzu (1848-1855), a tiempo de detener el asalto oligárquico a las comunidades indígenas, proteger las artesanías y decretar que la producción de plata y estaño sea fundida en el país, seguía los mismos lineamientos. El capitalismo de Estado emergió con los gobiernos del denominado socialismo militar del general David Toro (1935-1937) y del coronel Germán Busch (1937-1939), que nacionalizaron la Standard Oil y decretaron el control de divisas por la exportación de estaño que realizaban los “barones” del estaño (Patiño, Hoschild y Aramayo). Inmediatamente después de la nacionalización, el gobierno eligió a los 100 mejores bachilleres de Bolivia, para estudiar ingeniería petrolera en México y Buenos Aires. La mayoría de los graduados fue la base humana sobre la que se edificó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). El coronel Gualberto Villarroel (1943-1946), al propiciar el primer congreso indigenista de la historia del país, dio un paso importante en la histórica necesidad de eliminar el colonialismo interno. Simultáneamente, buscó mejorar, inútilmente, por cierto, los precios de las materias primas adquiridas por EEUU en condiciones de saqueo durante la Segunda Guerra Mundial. La construcción del Estado nacional avanzó de manera cualitativa con la eliminación del pongueaje (servidumbre de la gleba), la expropiación de latifundios y el voto universal, mediante la revolución del 9 de abril de 1952. No obstante, la ingerencia de Washington esclerosó rápidamente a la revolución nacional boliviana.

El propósito de instalar hornos estatales de fundición de estaño fue cumplido por los gobiernos de los generales Alfredo Ovando (1969-1970) y Juan José Torres (1970-1971). Correspondió a Ovando nacionalizar por segunda vez los hidrocarburos de manos de la Gulf Oil Company. En 1988, el comunicador social, Carlos Palenque, encabezó la fundación de Conciencia de Patria (CONDEPA), fuerza política que permitió que una mujer indo-mestiza, Remedios Loza Alvarado, accediera al Parlamento de la República, sea jefa de un partido político y candidata presidencial. Con el primer gobierno del Presidente Evo Morales Aima (2006-2010), el fuerte colonialismo interno sufrió su mayor retroceso. De manera simultánea, decretó la tercera nacionalización de los hidrocarburos y anunció cambios radicales en las políticas neoliberales. Infelizmente, la tercera nacionalización fue desvirtuada, en tanto que, en inusitada escala, ONG europeas y norteamericanas introdujeron, en su propio beneficio y bajo sus propias perspectivas, un indianismo secante, que culminó con el reconocimiento constitucional de 36 inexistentes naciones indígenas y el reemplazo del nombre República de Bolivia por un Estado plurinacional, que ha sumido al país al borde del caos. Sólo el rescate de una visión unitaria, que respete las culturas, idiosincrasias, idiomas y visiones pre colombinas, podrá defender la existencia de Bolivia y aportar al ideal unitario de Bolívar, San Martín, Moreno y Artigas.

Bicentenario de los consulados británicos

En las tres primeras décadas del Siglo XIX se fundaron la mayoría de las repúblicas de Indo América. Tal situación fue descrita por el mexicano José Vasconcelos con estas palabras: "Nuestras naciones surgieron a la vida independiente como los restos de un naufragio… cada nación iberoamericana, si se exceptúa el Brasil, aparece como un aborto antes que como un fruto. La madre enferma que era España no tuvo poder para arrojar de tierras y mares a los agentes ingleses que nos urgían a la discordia, y salimos a la vida obligados por el fórceps de la intriga extranjera, antes que el pellejo adquiriera consistencia" [39] Una de las piezas más pequeñas del naufragio descrito por Vasconcelos es Uruguay, país creado por la diplomacia británica, de lo que hizo alarde el cónsul inglés en el Río de la Plata, Lord Ponsomby, quien escribió al ministro Roxas, en 1828: “El gobierno inglés no consentirá jamás que sólo dos Estados, Brasil y Argentina, sean dueños exclusivos de la América del Sur…”. En carta del mismo año a Lord Dudley añadía: “La Banda Oriental contiene la llave del Plata y de Sud América… debemos perpetuar una división geográfica de Estados que beneficiaría a Inglaterra” [40] El vigoroso pensador uruguayo Alberto Methol Ferré, en reportaje a Luís Vignolo, dice: “El Uruguay como Estado fue una resolución inglesa. El ‘libertador’ de este país se llama Lord Ponsomby y no José Artigas” [41]. En efecto, al producirse la creación de la República Oriental del Uruguay, se invitó a Artigas (cobijado en Paraguay) a retornar a su país, ante cuya proposición respondió: “Ya no tengo Patria”, recuerdaLuís Tappa, quien sostiene que la creación del Uruguay “fue la mejor movida de esa partida de ajedrez, en la que Inglaterra siguió partiendo en pedazos a la ya recontra partida América del Sur” [42].Otro historiador uruguayo, Washington Reyes Abadie, dice que sería más correcto llamar a su país “Ponsombilandia” [43]. Los ingleses ya podían vanagloriarse de tener otro Gibraltar en la Banda Oriental del Río de la Plata, una nueva “nación” que sirviera de cuña entre Brasil y Argentina y punto de apoyo para futuras ingerencias [44]. Este fue el pronóstico que sobre el tema hizo el primer ministro George Canning: “América Latina se independizará de España, pero si hacemos las cosas bien, será inglesa” [45], el que se cumplió sobre todo en el campo de la economía sudamericana.

La penosa historia uruguaya es apenas otra de las exitosas maniobras de Londres para imponer su monopolio marítimo y la apertura de las manufacturas inglesas en nuestros mercados interiores, acompañados del veto a la defensa de la producción propia, susceptible de convertirse en industrias productivas, como planteaba el “Plan de Operaciones”. Bolívar, al culminar la gesta de la independencia, aceptó leoninos tratados comerciales a cambio del reconocimiento diplomático, pese a que, en forma previa había llegado a la siguiente conclusión: “Formado el pacto con el fuerte, ya es eterna la obligación del débil” [46]. El otro camino conducía a rechazar esas exigencias, lo que ponía en riesgo la independencia política de España, cuya monarquía absolutista, con el apoyo militar de la Santa Alianza (al que amenazaba sumarse Gran Bretaña), estaba en condiciones de postergarla indefinidamente. A este dilema se ha denominado “los riesgos del día después” y Bolívar optó por la independencia primero, con la cual pensaba encarar los futuros desafíos. Con ese criterio guardó silencio frente al primer empréstito británico suscrito con la flamante República de Colombia, la cual abarcaba los territorios de Venezuela, Ecuador y Panamá. Creía que esta nación, junto a las de México, Perú y de las Provincias del Río de la Plata, serían después reunidas en una sola nación de naciones, con enorme capacidad defensiva. Sin embargo, como todo nuevo tratado comercial firmado en la región, y eso ocurrió con los suscritos con México, Lima y Buenos Aires, los cónsules ingleses conseguían acentuar la balcanización y lograr rebajas impositivas para manufacturas británicas que causaron las protestas y la envidia de Washington.

Si bien la diplomacia inglesa consideró un error las invasiones militares a Buenos Aires, de 1806 y 1807, debido a que, a juicio de Canning, era preferible concentrarse en las ventajas comerciales, lo anterior no fue óbice para que las ocupaciones territoriales queden descartadas. El 6 de enero de 1833, la armada británica ocupó las islas Malvinas, de las que la República Argentina había tomado posesión soberna, en 1820. Luego de expulsar a los habitantes argentinos, trasladó agricultores de Inglaterra, para plantear ahora un referéndum en el que los descendientes de los ocupantes británicos sean consultados sobre el destino de las islas. Estos hechos tienen plena actualidad. El primero de diciembre de 2009, entró en vigencia el “Tratado de Lisboa”, por el que la Unión Europea incorporó al viejo continente los territorios que detenta en ultramar. Se trata de otra maniobra inglesa para consolidar la ocupación de las Malvinas, para luego explotar el petróleo presuntamente existente en la plataforma marítima.

A los empréstitos de Londres siguieron, entre otras “hazañas”, el financiamiento de la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay y el financiamiento de la Guerra del Pacífico, que enclaustró a Bolivia. Similares tareas cumplió Estados Unidos en Centro América y el Caribe. Una vez destruida la Asamblea Nacional Constituyente de Centroamérica, reunida en Guatemala y convocada por el hondureño José Cecilio del Valle, el 6 de noviembre de 1823, el Tío Sam ya tenía el camino expedito para arrebatar a México la mitad de su territorio, crear la “República de Panamá”, a costa de Colombia, y desatar sucesivas invasiones a débiles países, cuyas aduanas acababan siempre en manos gringas, que fiscalizaban el ritmo del saqueo. El “Plan de Operaciones” emerge, hoy en día y al cabo de 200 años, como la alternativa destinada a detener tanto oprobio. En el mismo lugar en el que el “Plan de Operaciones” se detuvo está la necesidad de recuperar el rumbo perdido. La coordinación de políticas de Estados nacionales defensivos sigue siendo el camino que necesitamos recorrer para cambiar nuestro destino.
Notas:

1. Theotonio dos santos: “La teoría de la dependencia”. Editorial Plaza & Janes. Buenos Aires-Argentina, 2003. Página 88.↑
2. Mao Tse-Tung: Obras escogidas. Ediciones de Lenguas Extranjeras, Pekín, 1972. Tomo III, Página 281).↑
3. Alberto Buela: “El Estado Iberoamericano entre 1810 y 1850”. (Bolpress, 26-02-10)↑
4. Norberto Galasso: “Mariano Moreno y la Revolución Nacional”. Editorial “Coyoacán”. Buenos Aires – Argentina, 1963. Página 37.↑
5. Norberto Galasso: (Ob. Cit. Páginas 37 y 38).↑
6. Mariano Moreno: “Plan de Operaciones”/ 1810 (http://.biblioteca.clarin.com/pbda/ensayo/moreno_escritos/b-605101.html)↑
7. Miguel Benitez: “El Plan de Operaciones de Mariano Moreno” (Puerta E. Colectivo de Noticias, 20-05-09,www.puertae.blogspot.com)↑
8. Felipe Pigna: “Mariano Moreno, 1778-1811 (www.Elhistoriador.com.ar/biografias/m/moreno.php).↑
9. René Danilo Arze Aguirre: “Participación Popular en la Independencia de Bolivia”. Fundación Cultural “Quipus”. La Paz – Bolivia, 1987. Paginas 41, 42 y 43).↑
10. Ricardo Levene: “Ensayo Histórico sobre la Revolución de Mayo y Mariano Moreno”. Estudios editados por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Tomo I, 1920.↑
11. Jorge Abelardo Ramos: “Historia de la Nación Latinoamericana”. Editorial Peña Lillo. Segunda Edición. Tomo I. Buenos Aires – Argentina, Página 237.↑
12. Ramos: Ob. Cit. Página 227.↑
13. J.A. Cole/P. Bakewell: “Mita”. “Diccionario Histórico de Bolivia”. Redactado bajo la dirección de Josep Barnadas. Editado por “Grupo de Estudios Históricos”. Sucre-Bolivia, 2002. Página 252.↑
14. Ramos: Ob. Cit. Página 226.↑
15. Arze Aguirre: Ob. Cit. Páginas 64 a 66.↑
16. Citado por Galasso: Ob. Cit. página 48.↑
17. Moreno: Ob. Cit.↑
18. Moreno: Ob. Cit.↑
19. “wikipedia”. Biografía de Mariano Moreno.↑
20. Barnadas: “Ob. Cit”. Páginas 312 y 313.↑
21. Arze Aguirre en “Diccionario” de Barnadas. Página 398.↑
22. José Fellman Velarde: “Historia de Bolivia”. Tomo I. Segunda Edición. Editorial “Los Amigos del Libro”. La Paz – Cochabamba – Bolivia. 1978. Página 258.↑
23. Juan José Castelli: Informe a la Junta de Buenos Aires de 10 de noviembre de 1810.↑
24. Arze Aguirre: Ob. Cit. Pag. 144↑
25. Arze Aguirre: Ob. Cit. Páginas 144 Y 149.↑
26. Fellman: Ob. Cit. Página 262↑
27. Arze Aguirre: Ob. Cit. Pág. 197.↑
28. Barnadas: Ob. Cit. Página 278↑
29. Fellman Ob. Cit. Página 257↑
30. Ramos: Ob. Cit. Páginas 206 y 207↑
31. Barnadas: Ob. Cit. Página 278↑
32. Fellman: Ob. Cit. 270↑
33. Galasso: “Vida de San Martín”. Editorial Colihue. Buenos Aires – Argentina. 2002. Página 113.↑
34. Galasoso: “Vida de San Martín”. Página 143↑
35. Galasso: “Vida de San Martín”. Página 109↑
36. Ramos: Ob. Cit. 253↑
37. Ramos: Ob. Cit. 257↑
38. Eduardo Galeano: “Las Venas Abiertas de América Latina”. Editorial Siglo XXI. Segunda Edición. Buenos Aires- Argentina. Páginas 295 a 301. La cita se incluye también en el texto: “La Caracterización de Bolivia y la Contradicción Fundamental”, de Andrés Soliz Rada. Ediciones “Octubre”. Paz-Bolivia, 1978. Página 12.↑
39. José Vasconcelos: “Breve Historia de México”. Compañía editorial “Continente” S.A. Vigésima impresión. Marzo, 1976. pagina 113.↑
40. http:uykalipedia.com/historia-uruguay.↑
41. Entrevista de Luís Vigñolo a Alberto Methol Ferré (marzo, 17 mdt 2007)↑
42. www.uruguayinforme.com/news/24112006/24112006_tappa.php↑
43. Citado por Alberto Buela: Bolpress, 26-02-10↑
44. Ramos: Ob. Cit. Página 274↑
45. Galasso: “Vida de San Martín”. Página 240↑
46. Ramos: Ob. Cit. 274↑